Su presencia era particularmente importante en Puebla, Guerrero, Oaxaca y la Ciudad de México.
El XX Congreso aprobó la fusión, no obstante ninguno de los otros partidos con registro aceptó, por lo que esto solo se llevó a cabo con el Movimiento de Acción y Unidad Socialista, el Partido del Pueblo Mexicano, el Partido Socialista Revolucionario y el Movimiento de Acción Popular.
De esta manera, la plataforma del partido, más que un llamado a la movilización general contra el sistema, buscaba la progresiva construcción de una ciudadanía consiente y combativa, lo que le generó simpatías en amplias zonas del país.
Para todo lo anterior, resultó primordial las alianzas locales con movimientos estudiantiles, obreros y campesinos.
El evento, que fue llamado "Zócalo Rojo", resultó significativo por el impacto generado, ya que la cobertura mediática y conocimiento público del hecho, simbolizaba la aparición de una fuerza política de izquierda con convocatoria popular y la recuperación del espacio público para la oposición posicionada en este espectro político, ausente desde 1968.