Después de que José López Portillo contendiera en 1976 como candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional (que entonces dominaba la vida política mexicana sin contrapesos y era apuntalado por partidos paraestatales como el Popular Socialista y el Auténtico de la Revolución Mexicana, los que siempre elegían como su abanderado al del priísmo), sin nadie contra quien competir, pues el Partido Acción Nacional, único realmente opositor al PRI, no postuló a ninguno de sus militantes en aquella justa al generarse fuertes disputas internas, y Valentín Campa, mítico líder sindical y personaje del proscrito Partido Comunista Mexicano, fue lanzado como aspirante sin registro, obteniendo casi un millón de votos que debieron ser anulados, se creó un problema de legitimidad que, como nunca, evidenció una crisis de representatividad que puso en tela de juicio el modelo democrático contemplado en la Constitución y en el discurso oficial.
Los gobernadores no pueden ser elegidos en los distritos de su jurisdicción durante su mandato, incluso si renuncian a su cargo.
En cualquier caso, el número total de miembros no debe ser inferior a 65.000.
Un partido también puede obtener el registro condicional si ha estado activo durante al menos cuatro años.
La inscripción se confirma si el partido obtiene al menos el 1,5% del voto popular.