En 1981, comenzó la desintegración que llevaría a su fin a la organización, ya que fue el año de la caída de su último dirigente: Miguel Ángel Barraza “el Piojo Blanco”.
Buscó terminar con la dispersión ideológica y comenzar a realizar acciones conjuntas con otras organizaciones para brindar "educación política al proletariado en México rumbo a la construcción de un Partido y Ejército revolucionarios".
Además, Ramos planteó que al socialismo en México no se llegaría por medio de una vía pacífica ni por medio de colaboraciones con el Estado, como hasta la fecha lo había hecho el PCM.
Ramos Zavala fue dirigente nacional de las Juventudes Comunistas (JC), y decidió romper con ellas en 1969 por lo antes dicho.
Ramos, por su parte, fundó el grupo conocido como "los Procesos", desde donde buscó integrar a las nuevas agrupaciones que compartieran la necesidad de una lucha conjunta y a nivel nacional por la instauración del comunismo en México.
[cita requerida] A la muerte de Ramos Zavala, Ignacio Arturo Salas Obregón "Oseas" fundó la Organización Partidaria (OP) en 1972, y escribió los textos conocidos como los Maderas viejos que son el Madera I, II, III y III-bis, los cuales desarrollan los planteamientos de Ramos Zavala sobre la unificación en una sola organización a nivel nacional, sistematizando los planteamientos políticos que deberían comenzar a regir la política proletaria en México.
[cita requerida] Entre las organizaciones que integraron a la LC23S en 1973, se incluyen: Los Procesos, Comandos Armados los Lacandones Patria o Muerte, Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata (BREZ), la Federación de Estudiantes Universitarios de Sinaloa (FEUS) (también conocida como "Los Enfermos")[14] el Frente Estudiantil Revolucionario, FER "Vikingo", el Movimiento Espartaquista Revolucionario (los Macías), las Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución, el Comando "Arturo Gamiz", las Grupo Oaxaca, el Movimiento Estudiantil Profesional (MEP) y algunos militantes del Movimiento 23 de Septiembre (MAR 23 de Septiembre).
[cita requerida] Las organizaciones que formarían la LC23S perdieron su identidad anterior para integrar la nueva organización que elaboró sus propias bases teóricas, desarrolladas a partir de la discusión interna.
[15] Además, cubrían zonas fabriles, campesinas e indígenas, de donde se fueron integrando militantes.
El peso del empresario en la economía mexicana era tal que el costo de su asesinato tuvo una repercusión política de gran impacto en el sector empresarial regiomontano, provocando el rechazo al gobierno mexicano, encabezado por Luis Echeverría Álvarez, quien para volver a ganar simpatía de los empresarios endureció su política represiva contra los grupos armados y no permitió ninguna negociación de futuros secuestros con carácter político.
La tortura y la desaparición comenzaron a ser la forma más recurrente de acabar con la oposición armada.
[18] La respuesta inmediata del gobierno a la insurrección fue el despliegue de tropas militares.
[21] Todos ellos se reincorporaron a las actividades de lucha contra el estado, siendo algunos desaparecidos posteriormente o ejecutados.