[7] Ocho años después, su familia se trasladó a Ciudad de México.
[11] Al respecto, el periodista Vicente Leñero afirmó años después que en sus estudios de ingeniería en la UNAM la clase «más difícil era estructuras hiperestáticas que a las siete de la mañana impartía Heberto Castillo».
En una ocasión, este último «me pasó al pizarrón y, furioso, se desorbitó ante mis tartamudeos.
Al reencontrarse con él tiempo después, Castillo le dijo «Yo era un déspota, creo que ahora me he humanizado».
[12] Igualmente, años después su esposa María Teresa coincidió: «Con el tiempo entendió que no era un buen maestro.
En tal obra, empleó la tridilosa, el sistema estructural que desarrolló.
[14][15] También fue responsable de cálculo y diseño del primer puente vehicular y ferroviario que ocupó la tridilosa, el puente de la Presa La Villita en Michoacán, construido en 1966.
Castillo formó parte de su Comité Nacional y llegó a ser su dirigente.
[18] No obstante, fue su participación en el movimiento estudiantil de 1968 la que, según Fernández Zayas (2005), le dio «enorme prestigio».
En ese programa aseguró que el movimiento no era «obra de delincuentes ni tiene propósitos de subversión del orden institucional Los líderes estudiantiles están dispuestos a entablar un diálogo con las más altas autoridades del país».
Según su propio relato: «Supe que tenía fisura en el cráneo, herida en el viente [...] Una rodilla me sangraba mucho y tenía los dedos de las manos luxados».
En suma, por diversas cuestiones como la falta de propuestas «atractivas» para el electorado y las divisiones en el PRD, Loyola Díaz y Martínez Pérez (1997) consideran que no tenía una «verdadera estrategia de campaña».
[36] El 13 de mayo rindió protesta como el candidato perredista, ocasión en la que indicó «Iniciamos hoy un esfuerzo colectivo para lograr establecer en Veracruz un gobierno para todos, democrático, plural, respetuoso del derecho del pueblo a forjar su destino [...]».
Para Castillo, Veracruz era un «laboratorio electoral» donde se encaminaba la lucha por la presidencia de 1994.
[39] Castillo no recibió el apoyo de algunos líderes perredistas e incluso tuvo desavenencias con los candidatos a diputaciones locales.
Finalmente, por la mañana del día siguiente sufrió un mortal segundo ataque cardíaco.
[47] Previamente, en la sesión del día 8 en la cámara alta se guardó un minuto de silencio en su honor.
La pareja tuvo cuatro hijos: Heberto (1954), Javier (1955), Héctor (1956) y Laura Itzel (1957).