Críticas socialdemócratas al marxismo

En lugar de actuar al margen o en contra del Estado como los marxistas y anarquistas, que lo veían "sin más objetivo que mantener el sometimiento del pueblo", los fabianos valoraron al Estado positivamente como medio para llevar a efecto la reforma económica necesaria.

[12]​ Dado que Marx sostiene en libro tercer de El capital que "las mercancías no se venden según su valor individual, sino según su precio de producción" entonces "el valor pierde toda cualidad concreta y se convierte en un concepto abstracto puro [...] una hipótesis abstracta".

[15]​ Según Bo Gustafsson, “entre estas fuerzas motrices ideales que estaban en la base del socialismo, las más importantes eran para Bernstein ´la consciencia moral o la concepción jurídica´”.

Así, las clases sociales se han hecho cada vez más complejas al "multiplicarse sus actividades y diversificarse el mundo de los negocios".

[21]​ Es en este contexto que los marxistas ortodoxos intentaron formular de manera más rigurosa el probable destino del capitalismo.

La crisis de la sociedad capitalista acentúa esta escisión interna del sistema, y a su vez es esta particular irreconciliable y progresiva lucha de clases la que se potencia cada vez que las fuerzas productivas se desarrollan más.

Pero he aquí que Kelsen encuentra todavía más arbitraria esta conclusión y además una contradicción interna en el marxismo: las clases dominadas no tienen modo de producción propio, o, mejor dicho, tienen el modo de producción del que son parte como "oprimidas".

En total conformidad con Marx y Engels, Lenin sostiene que el poder económico del Estado proletario debe ser ejercitado solo contra la antigua burguesía, y que en cuanto la burguesía sea abolida por completo, la maquinaria coercitiva del Estado desaparecerá.

Lenin presupone, como algo evidente por sí mismo, que el concepto de clase está vinculado esencialmente con la explotación del proletariado por los capitalistas.

[43]​ Según Kelsen esta coerción para la explotación, supuestamente exclusiva del Estado que mantiene el orden burgués, persiste de hecho sin más explicación.

Pero al hacerlo, se pone fin a sí mismo como proletariado..." Esto significa que en cuanto el proletariado se haya apoderado del gobierno y haya nacionalizado los medios de producción –lo cual implica necesariamente la abolición de la explotación económica del grupo gobernado por el grupo gobernante– el grupo gobernante deja de ser lo que era antes: un proletariado, lo cual significa una clase.

Si se admite que existe todavía cierta explotación durante el período de dictadura del proletariado, solo puede ser la explotación del proletariado por la todavía existente burguesía; esto es factible, pues el sistema económico anterior puede ser abolido solo gradualmente.

[52]​ En la secuencia marxista del progreso económico el capitalismo se supone anterior y no posterior al socialismo, y por esto su resurgir debería tornarse imposible si ya se ha pasado el estadio de desarrollo sociotecnológico que hizo posible la revolución socialista.

Solo podría imaginarse tal caso dada una prácticamente imposible catástrofe natural o una devastación bélica que destruyera los conocimientos científicos y la tecnología de producción[53]​ con la precisión quirúrgica necesaria para regresar la situación de las fuerzas productivas a como se encontraban en un momento del pasado, e incluso así sucedería que la burguesía volvería a ser necesaria y todo intento de sustentar un socialismo obrero sería prematuro.

Timasheff resume: "En primer lugar, las correlaciones estrictas entre la base económica de la sociedad y la superestructura no fueron demostradas por Marx, ni pueden serlo.

"[63]​ Kelsen describe el mismo problema si se entiende la superestructura en sentido cultural y no político-estatal.

En su célebre trabajo La condición humana estudia particularmente el estalinismo como la forma más acabada de totalitarismo que haya derivado del marxismo.

En diecisiete puntos condensó aquellas premisas que considera relevantes sean revisadas del marxismo, y luego las sometió a crítica: 2.

No revelan "normalmente", Como ostentation Marx, un anti-capitalismo espontáneo, mucho menos el intento de organizar una nueva sociedad.

Son organizaciones económicas que operan dentro del capitalismo, y sus lineamientos políticos no rebasan su función negociadora.

La explotación es parte integrante del capitalismo como sistema económico, aumentando así las oportunidades de hacer la revolución

El punto capital y más bien obvio es, sin embargo, este: las condiciones que pueden juzgarse (correcta o erróneamente) como explotación no han aumentado, hasta ahora, las oportunidades para hacer revoluciones proletarias en ninguna sociedad capitalista avanzada.

La indispensabilidad funcional de una clase en el sistema económico conduce a su supremacía política en la sociedad en general

Al analizar esta sociedad conviene, pues, dejar un espacio relativamente amplio al juego de los intereses económicos, pero debemos cuidarnos mucho de prejuzgar la cuestión, que consiste en saber precisamente en qué medida una motivación tan inhabitual ha podido producir semejantes efectos.

Las «medidas colectivistas», adoptadas durante los años críticos revelan que el interés de una sola clase nunca predominó, salvo en casos excepcionales, e, incluso en estos casos, pocas veces se puede decir que se trataba de un interés económico.

La mayor parte de estas intervenciones no tenían que ver directamente con los ingresos y presentaban con ellos simplemente una relación indirecta.

Muchos historiadores contemporáneos han cuestionado la metodología de investigación como sesgada por la modernidad occidental: las perspectivas heredadas por la Ilustración autolimitan las posibles categorías que sirven a la interpretación histórica, y diversos pensadores han señalado este problema de hermenéutica también en el materialismo histórico.

Furet concluye que, en este aspecto, el pensamiento político marxiano no logra integrar satisfactoriamente en su sistema de ideas la misma política, y para demostrarlo recurre a completos anexos en los cuales se cita extensamente a Marx mientras va pasando por distintas etapas respecto a su análisis del papel del Estado en relación con la sociedad civil: Pero a lo largo de toda su reflexión sobre la Revolución se encuentra un problema peculiar, planteado desde su juventud, el que podríamos llamar la “ilusión” del Estado en relación con la sociedad civil; y es en relación con las soluciones que aporta Marx, que pueden definirse sus interpretaciones.

Así se explica, probablemente, la atención particular prestada por Marx a esta historia, durante este período de su vida intelectual.

El camino dialéctico del progreso histórico posee un destino final pero no un trayecto relacionado directamente con este.