Su primer empleo real como economista fue para la Junta de la Reserva Federal, sobre el Plan Marshall y la reconstrucción europea.
Albert O. Hirchsman marcó la economía del desarrollo defendiendo el equilibrio desbalanceado, consideraba desacertadas las teorías de Rosenstein-Rodan y Nurske relacionadas con la necesidad de un gran empujón para romper el círculo vicioso del subdesarrollo, resultado de un importante flujo de capital; ya que estas ignoraban el proceso asociado al desarrollo y buscaba superponer una estructura industrial sobre el sector tradicional.
Prestó especial atención a los aspectos micro, lo que lo llevó a pensar que la planificación de arriba hacia abajo y el diseño tenían pocas posibilidades de éxito.
En consecuencia, favorecía las soluciones secuenciales y desconfiaba de los modelos únicos prefiriendo la inversión en proyectos específicos.
En Estrategia para el desarrollo (1958) recoge las reflexiones sobre su experiencia en Colombia, permitiendo ver no solo su visión general del desarrollo sino su apoyo a proyectos como el de Acerías Paz del Río que, a pesar de los problemas de localización y sobrecostos del proyecto, Hirschman consideraba que el cambio estructural necesario para encaminar al país hacia el crecimiento empezaba con proyectos específicos y no con un gran empujón, con eslabonamientos hacia adelante y hacia atrás.
Se buscaría entonces crear necesidades por medio de la inversión en un sector específico promoviendo nuevos eslabonamientos y generando soluciones secuenciales.