El Estado y la revolución

En su libro Reforma o revolución, Rosa Luxemburgo ha intentado profundizar esta tesis teórica de la siguiente manera:

En las circunstancias en que los intereses de las clases son manifiestamente conflictivos, se rompe con esa armonía.

[4]​ Los instrumentos principales por los que se ejerce esta fuerza son la policía y el ejército permanente.

Por eso Lenin presenta aquí una primera alternativa comunista: la organización armada espontánea de la población.

Ello no es posible para el Estado burgués «porque la sociedad civilizada está dividida en clases enemigas y, además, irreconciliables, cuyo armamento 'espontáneo' conduciría a la lucha armada entre ellas».

Más adelante vuelve Lenin sobre el tema: Esta teoría es precisamente la que fundamenta su texto sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación.

En quinto lugar, dar una solución, como propone Engels, del problema de la vivienda, fundamentalmente expropiando los edificios desaprovechados, que abundan en las ciudades.

En un periodo de transición, no es probable que esas viviendas sean gratuitas, pero ello resultará natural al cabo, con la extinción del Estado.

Así pues, no hay obreros especializados en este tipo de trabajo —de hecho, pueden rotar en su desempeño— y desaparecen estas jerarquías, al tiempo que queda establecido un salario igual para toda la población.

Según Lenin, Plejánov encara la cuestión de un modo oportunista, por cuanto elude esta problemática.

Sin embargo, es preciso recordar, según apunta Lenin, las vacilaciones de Kautsky en esta polémica, y que explicarían más tarde su posición «socialchovinista» —es decir, su apoyo nacionalista a la guerra imperialista— entre los años 1914 y 1915.

Y la razón de estas vacilaciones, Lenin la encuentra una vez más en una posición oportunista respecto del Estado.

En su polémica con Bernstein, Kautsky «escamoteó la diferencia más esencial entre el marxismo y el oportunismo en cuanto a las tareas de la revolución proletaria».

Esta escisión en el movimiento obrero internacional marcaría posteriormente todo el siglo XX, con la oposición entre partidos "socialdemócratas" y partidos "comunistas" de inspiración leninista, a veces (aunque no siempre) alineados con la URSS y sometidos a sus directrices políticas.

Su influencia indirecta puede rastrearse desde el Mayo francés a los nuevos movimientos globales.

Barricada. Comuna de París, 1871 .