Sin embargo, sobre el final de su vida en 1920, escribió en una carta al economista Robert Liefmann: «Si me he convertido finalmente en sociólogo (porque tal es oficialmente mi profesión), es sobre todo para exorcizar el fantasma todavía vivo de los conceptos colectivos».Tuvo por profesores, entre otros, a su tío, el historiador liberal alemán Hermann Baumgarten, autor de dos voluminosas obras sobre historia española antigua y moderna e hijo y nieto de pastores protestantes.En 1886 Weber aprobó los exámenes de "Referendar", que le permitían ejercer como abogado.En 1888, se unió a la Verein für Socialpolitik, para entonces nueva Asociación Profesional de Economistas Alemanes.Por tanto, se vio obligado a disminuir y finalmente detener su trabajo académico, dejando su último curso, en el otoño de 1899, sin terminar.En 1912, Weber intentó organizar un partido político de izquierda que combinase social-demócratas y liberales, pero su intento fracasó debido al miedo que muchos liberales sentían hacia los ideales —que consideraban revolucionarios— de los social-demócratas.Durante la Primera Guerra Mundial, Weber sirvió por un tiempo como director de los hospitales del ejército en Heidelberg.Las opiniones de Weber sobre la guerra, y también sobre la expansión del imperio alemán, cambiaron durante estos años.Weber temía intensamente una revolución comunista en Alemania y se decantaba a favor de insertar el artículo 48 en la constitución.Otto von Bismarck había creado una constitución que preservaba su propio poder, pero inhabilitaba a otro líder poderoso para sucederlo.Weber aplicó la investigación sociológica a diversos campos: política, derecho, economía, música y religión.En el análisis de sus descubrimientos, mantuvo que las ideas religiosas puritanas (y más ampliamente, cristianas) habían tenido un impacto importante en el desarrollo del sistema económico de Europa y los Estados Unidos, pero destacó que esas no eran las únicas causas del desarrollo.Se dice que este trabajo no debería ser visto como un estudio detallado del protestantismo, sino como una introducción a obras posteriores de Weber, en especial a sus estudios de la interacción entre varias ideologías religiosas y comportamientos económicos, principalmente del capitalismo y su espíritu.Weber intenta hacer comprensible esta paradoja entre la ética protestante y su actitud como preparación para el desarrollo del espíritu capitalista.Define al «espíritu del capitalismo» como las ideas y hábitos que favorecen la búsqueda racional de ganancias económicas.Weber señala que tal espíritu no existe en la cultura occidental, cuando lo consideramos como una actitud presente en individuos.De hecho, «si bien la obra de Weber ha resultado ser la más divulgada a este respecto, fue precisamente un católico bávaro, Johann Adam von Ickstatt, el que por primera vez pondría sobre la mesa, por cierto en clave crítica y con la intención de encontrarle algún remedio, la cuestión relativa a la manifiesta diferencia en el desarrollo económico alcanzado por las regiones protestantes frente a las católicas».[10] Weber mostró que algunos tipos de protestantismo favorecían la búsqueda racional del beneficio económico.Weber indicó que la razón del abandono de su investigación sobre el protestantismo fue que su colega Ernst Troeltsch, un teólogo profesional, había comenzado a trabajar en el libro Las enseñanzas sociales de las iglesias y sectas cristianas.Max Weber fue sin duda uno de los estudiosos que más se ha acercado a comprender el espíritu del capitalismo desde sus raíces éticas en la religión.Si el trabajo genera pobreza o los resultados son malos es porque Dios no lo desea: y se estará del lado de los condenados.El sistema social indio se articula a partir del concepto de casta.Weber describe el sistema de castas, consistente en los brahmins (sacerdotes), los kshatriyas (guerreros), los vaisyas (mercaderes) y los Shudras (obreros).Weber se centra especialmente en los Brahmins, analizando por qué han ocupado durante siglos el lugar más destacado en la sociedad.Weber se pregunta si la religión tuvo alguna influencia en la rutina mundana, y en su caso, cuál fue su impacto en las conductas económicas.Weber concluye su estudio de la sociedad y religión en la India combinando sus hallazgos con su trabajo previo sobre China.Destaca que las creencias tienden a interpretar el sentido de la vida como una experiencia mística, que los intelectuales suelen ser apolíticos, y que el mundo social estaba fundamentalmente dividido entre los educados, cuyas vidas se orientaban hacia la conducta ejemplar de un profeta o sabio, y las masas no educadas, cautivas de su rutina y creencias mágicas.La política se debe entender como cualquier actividad a la que puede dedicarse el Estado para influir sobre la distribución relativa de fuerza.Sus contribuciones más valoradas en este campo es su trabajo La ética protestante y el espíritu del capitalismo.Esto, junto con su argumentación antipositivista, puede ser visto como la justificación metodológica para la asunción del hombre económico racional (Homo economicus).