[1] En su conferencia, Weber se apoyó en notas manuscritas, que luego serían transcritas por un taquígrafo.
Su publicación en francés por Julien Freund en 1959, precedida por un largo prefacio de Raymond Aron, hizo mucho para la recepción en Francia del autor.
Por lo tanto, política significaría pues, para nosotros, la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados o, dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo componen.
[4] Weber se basa en descripciones históricas extensas de la forma en que la política moderna hizo emerger ejemplos históricos, con particular énfasis en Gran Bretaña, Estados Unidos, y Alemania,[5] aunque los ejemplos de Francia, China, Roma, la antigua Grecia son también mencionados.
Así pues, Weber puntualiza que «la política está hecha con la cabeza, no con otras partes del cuerpo, ni con el alma».
En esta última, los administradores no poseen personalmente el dinero, los edificios, y organizaciones que ellos dirigen.
Las decisiones ejecutivas permanecen por lo general con las figuras políticas, incluso aunque no tengan la habilidad técnica que los administradores profesionales modernos sí poseen.