La doctrina es sostenida por luteranos y ha sido históricamente la misma doctrina para los calvinistas,[1] aunque los neocalvinistas tienen un punto de vista diferente llamado mandato cultural.
De acuerdo con esta doctrina, Dios gobernaría el mundo terrenal o mundo de la mano izquierda a través del gobierno secular, mediante la ley, y en el reino de los cielos o reino de la mano derecha mediante el evangelio y la gracia divina.
Esto incluye total y especialmente lo que se hace en la iglesia.
La base bíblica para esta doctrina, es la distinción que San Pablo hace en la Epístola a los Romanos 8 entre el cuerpo físico y el espíritu.
Lutero veía este contraste en lugar de ser un movimiento de virtudes teologales, que incluía especialmente lo sagrado y lo eclesiástico y cualquier justicia que pudiéramos hacer o que fuese visible, solo a la justicia invisible de la fe en Cristo, la cual en El sermón al que hace referencia aquí dice que "carece de sentido en la tierra excepto para Dios y para una conciencia preocupada".