La práctica se puede acompañar de lecturas que inspiren a la persona a continuar en el silencio interno y lo ilustren de cómo otros lograron que ese estado espiritual sucediera.
El último grado de contemplación se podría definir como experiencia mística, aunque para llegar a este estado no es necesario experimentar éxtasis o levitaciones.
El iniciado debe ir evolucionando en su capacidad de contemplación a medida que se va haciendo más sensible al Amor transmitido por Dios.
Para llegar a este estado mental y espiritual se pueden usar diferentes tipos de oración, generalmente la meditación.
Para practicar la contemplación no es necesario ser clérigo o religioso, basta con tener fe y fuerza de voluntad.