Søren Kierkegaard

[3]​ Actualmente Kierkegaard es reconocido como una importante e influyente figura del pensamiento contemporáneo, sobrepasando los límites de la filosofía, la teología, la psicología y la literatura.

La vida religiosa de su padre había influido profundamente en Soren, y se sintió obligado a cumplir su deseo.

Continuó estudiando teología en la Universidad de Copenhague, pero estando allí se inclinó más hacia la filosofía y la literatura.

Sin embargo, algunos años después Kierkegaard llegó a pedir al marido de Regine permiso para hablar con ella, pero Schlegel se lo negó.

[13]​ En el mismo año de 1841, Kierkegaard descubrió que Regine se había prometido con Johann Frederik Schlegel.

Quizá el más audaz ataque al hegelianismo se da en Apostilla conclusiva no científica a las «Migajas filosóficas» en el que discute la importancia de la subjetividad individual como verdad y contesta a la afirmación hegeliana de que «Todo lo racional es real y todo lo real es racional».

Møller también contribuyó en El corsario (Corsaren), una revista danesa que ridiculizaba a gente de la clase alta.

[19]​ Aunque Kierkegaard ataca al público, apoya a las comunidades en las que los individuos mantienen su diversidad y características específicas.

Kierkegaard murió en Frederiks Hospital tras haber permanecido allí aproximadamente un mes, posiblemente por complicaciones derivadas de una caída desde un árbol cuando era niño.

[24]​ Kierkegaard ha sido considerado filósofo, teólogo,[26]​ padre del existencialismo, crítico literario,[19]​ humorista,[27]​ psicólogo[28]​ y poeta.

Es un constante volver a comprometerse, un salto hacia la oscuridad que parece una locura según los patrones del mundo.

[41]​ Es precisamente esta segunda forma de comunicación por la que se inclina el filósofo danés en sus obras seudónimas.

En el Punto de vista, Kierkegaard escribió: «En las obras escritas bajo seudónimo no hay ni una sola palabra que sea mía.

Esperaba que los lectores simplemente leyeran las obras tal y como eran, sin atribuirles algún aspecto de su vida.

[44]​ Sin embargo, muchos entendidos posteriores tales como los postestructuralistas, han respetado las intenciones de Kierkegaard e interpretado su obra atribuyendo los textos escritos bajo seudónimo a sus respectivos autores.

[46]​ La colección completa de los diarios en danés ha sido editada y publicada en 13 volúmenes consistentes en 25 encuadernaciones, incluyendo índices.

Si Abraham hubiera estado realmente en el dominio de lo religioso, no habría escuchado al ángel y debería haber matado a Isaac.

La «ética trascendente» parece una treta para excusar a los que serían asesinos de sus crímenes y ello es inaceptable.

En Existencialismo es humanismo dice: En opinión de Kierkegaard, la certeza de Abraham tenía su origen en esa «voz interior» que no puede ser mostrada a otra persona («El problema aparece tan pronto como Abraham quiere ser entendido»).

El primer académico que prestó atención a Kierkegaard fue su compatriota Georges Brandes, quien publicó en alemán y en danés.

Brandes dio las primeras conferencias sobre Kierkegaard y ayudó a que el resto de Europa conociese al filósofo.

El dramaturgo Henrik Ibsen se interesó por Kierkegaard y presentó su obra al resto de Escandinavia.

Estas traducciones hicieron posible que Kierkegaard comenzara a ejercer una enorme influencia en autores y pensadores alemanes, franceses e ingleses durante el siglo XX.

Una tercera traducción oficial, bajo el patrocinio del Søren Kierkegaard Research Center, ocupará 55 volúmenes y se espera que esté completada poco después de 2009.

Algunos de los filósofos y teólogos influidos por Kierkegaard son Hans Urs von Balthasar, Karl Barth, Simone de Beauvoir, Niels Bohr, Keiji Nishitani, Hajime Tanabe, Dietrich Bonhoeffer, Emil Brunner, Martin Buber, Rudolf Bultmann, Albert Camus, Martin Heidegger, Abraham Joshua Heschel, Karl Jaspers, Gabriel Marcel, Maurice Merleau-Ponty, Reinhold Niebuhr, Franz Rosenzweig, Jean-Paul Sartre, Carl Schmitt, Joseph Soloveitchik, Paul Tillich y Miguel de Unamuno y filosóficamente toda la Generación del 98.

Ludwig Wittgenstein estuvo muy influido por Kierkegaard, hacia el que demostró su respeto[6]​ y del cual declaró: «Es demasiado profundo para mí.

Algunos de los autores en los que más influyó fueron W. H. Auden, Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Hermann Hesse, Franz Kafka,[65]​ David Lodge, Flannery O'Connor, Walker Percy, Rainer Maria Rilke y John Updike.

Kierkegaard predijo su fama póstuma, y vaticinó que su obra se convertiría en objeto de intenso estudio e investigación.

La razón de su influencia queda bien expresada en las palabras del filósofo Karl Jaspers: «tal vez todo aquel que no se abre a Kierkegaard […] permanece hoy pobre e inconsciente».

[73]​ La correspondiente traducción al castellano de la versión crítica danesa está siendo llevada a cabo por la Editorial Trotta:[74]​[75]​

Regine Olsen, el amor de su vida y musa de sus escritos.
Manuscrito de Kierkegaard de Migajas filosóficas . [ 12 ]
Kierkegaard caricaturizado por la revista El corsario , como un individuo de figura retorcida. Dibujo original de Wilhelm Marstrand .
Manuscrito de Kierkegaard de La enfermedad mortal . [ 12 ]
Tumba de Søren Kierkegaard en cementerio de Assistens.
« Recibí una impresión memorable de la aparición de Kierkegaard, la cual encontré casi cómica. Él tenía entonces veintitrés años; había algo bastante irregular en su aspecto general y tenía un extraño peinado. Su pelo rubio se alzaba casi seis pulgadas por encima de su frente, en una cresta alborotada que le daba una imagen desconcertante ». — Hans Brøchner recordando la impresión causada por Søren Kierkegaard en la boda de Peter Kierkegaard en 1836. [ 25 ] ​ Imagen: Søren Kierkegaard en el coffee-house , dibujo al óleo de Christian Olavius, 1843.
Søren Kierkegaard en su escritorio, pintura al óleo por Luplau Janssen en 1902.
O lo uno o lo otro , una de las obras de Kierkegaard, escrita bajo los seudónimos «A» y «B», o Judge William, y editada con el seudónimo Victor Eremita.
La portada de la primera edición en inglés de Los diarios , editada por Alexander Dru en 1938.
Kierkegaard arremetió contra las instituciones cristianas en sus últimos años. Sentía que el estado confesional establecido era perjudicial para los individuos.
La Estatua de Søren Kierkegaard en Copenhague.