El subjetivismo moral o subjetivismo ético es una doctrina filosófica que afirma que lo bueno y lo malo, en la moral o ética, es reducible a nuestras actitudes y opiniones personales.
Así, desde la tradición filosófica del subjetivismo se los interpreta en general como reacciones sentimentales (aunque con características especiales) ante ciertas acciones humanas, idea que cobró fuerza de la mano del filósofo David Hume.
En consecuencia, si surgen dos posturas individuales distintas, una persona que aprueba moralmente “x” y otra que no, no hay técnicamente un desacuerdo, pues los juicios de valor de ambos son verdaderos, en tanto reflejan sus pareceres.
Examinándolo desde todos los puntos de vista posibles, a ver si podéis encontrar esa cuestión de hecho o existencia a que llamáis vicio... Nunca podréis descubrirlo hasta el momento en que dirijáis la reflexión a vuestro propio pecho y encontréis allí un sentimiento de desaprobación que en vosotros se levanta contra esa acción.
Hume confía en que el ser humano posee sentimientos morales comunes tales como la clemencia, la caridad, la amabilidad hacia los niños y el amor a la vida.