En 1932, ambos candidatos a la presidencia organizaron su campaña: Hoover, republicano, se enfrentó al demócrata Roosevelt, quien había ganado notoriedad como gobernador del Estado de Nueva York.
[15] Treinta años antes, Theodore Roosevelt, su primo lejano, había iniciado el Square Deal, programa nacional que pretendía sostener a la clase media y llamado así por Theodore Roosevelt y sus socios para designar al conjunto de políticas de su administración.
[22] Roosevelt, considerado como un progresista y un reformista,[23] fue elegido con una mayoría amplia con la esperanza de que supiera hacer frente a la crisis económica allí donde Herbert Hoover había fracasado.
[25][26][27][24] Para llevar a cabo su política se rodeó de consejeros brillantes e imaginativos que le siguieron en Washington.
Junto a Louis Brandeis, Felix Frankfurter, un jurista formado en Harvard, eran los más eminentes representantes del entorno de Roosevelt.
[38] Rexford Tugwell, Adolf Berle, Hugh Samuel Johnson y Raymond Moley se situaban en contra de la corriente precedente.
Al mismo tiempo, vieron la luz proyectos de lucha contra el desempleo, como Civilian Conservation Corps que movilizó a 250 000 jóvenes.
Mil millones de dólares en moneda y oro, retenidos hasta entonces, regresaron a los bancos, permitiendo una estabilización del sistema bancario.
Durante todo 1933, varios miles de bancos cerraron sus puertas, otros se fusionaron para dar origen a establecimientos más grandes (los depositarios cobraron así aproximadamente un 85 % por cada dólar ahorrado).
Estos tres textos son considerados por los conservadores como un atentado al derecho de propiedad y como ataques importantes contra la constitución:[47][48] toda persona que guardaba una suma importante de oro fue obligada a cambiarlo así por dólares a un índice fijado.
[54] En paralelo, Roosevelt atacó al problema del endeudamiento en un momento en el que 15 millones de agricultores estadounidenses estaban próximos a la ruina.
Por el contrario, la Asociación Nacional de Fabricantes (National Association of Manufacturers) se opuso duramente al proyecto.
Otras dos iniciativas legislativas principales fueron llevadas a cabo por Roosevelt en el transcurso de los «Cien Días».
La lucha contra el desempleo también movilizó la administración Roosevelt desde los meses que siguieron a su toma de posesión.
Los Cien Días se apoyaron esencialmente en medidas urgentes, pretendiendo realizar dos objetivos ambiciosos: la recuperación económica y el retorno a la confianza de la población estadounidense.
Por otra parte, el desempleo se mantuvo a un nivel muy elevado y afectaba al 24,9 % de la población en 1933.
[24] La polémica llegó incluso a las filas demócratas, donde los partidarios originales del New Deal mostraron signos de impaciencia.
[67] Los medios empleados para cumplir este objetivo desempeñaron un papel esencial en el fin de la Gran Depresión.
Por esta razón, en 1934 estallaron huelgas en numerosas empresas para protestar contra la negativa de los patrones a reconocer los sindicatos, disminuyendo así la actividad en las ciudades.
[73] Sin embargo, Roosevelt no apreció el ser visto como un enemigo de los empresarios, quienes debían permitir la reconstrucción del país.
Pero Roosevelt se opuso a este principio que constituía según sus declaraciones una mera variante del modelo británico, conocido como dole.
[80] En 1935, Roosevelt debió hacer frente a otro opositor, la Corte Suprema, que invalidó varias medidas, posicionando así al Gobierno en una difícil situación.
Los numerosos periodistas, provenientes de diversos panoramas políticos, tomaron así posición contra las reformas del New Deal.
[87] En otro registro, los periodistas libertarios Garet Garrett y Henry Hazlitt se encontraban entre los principales críticos del New Deal.
[88] Por esta razón, publicó de 1933 a 1940 en las columnas del Saturday Evening Post los artículos que ponían en duda las opciones políticas escogidas por el presidente.
Conforme a estos principios, Roosevelt reclamó pues una recuperación del gasto público desde el segundo trimestre de 1938.
En 1943, el Civilian Conservation Corps, la Works Projects Administration y otras agencias del New Deal fueron suprimidas.
[6] Sin embargo, recibían un subsidio de desempleo, lo que representa una novedad en relación con la situación precedente al New Deal.
El problema del empobrecimiento rural se agravó aún más, como lo muestra John Steinbeck en su novela Las uvas de la ira.
[119] Igualmente, en esta óptica, Friedrich Hayek criticó las cuatro libertades de Franklin Delano Roosevelt en su libro Derecho, legislación y libertad.