Fue promulgada por el presidente Franklin D. Roosevelt para evitar que se volviera a producir una situación como la crisis de 1929.
En 1933, un joven procurador llamado Ferdinand Pecora, que participaba en la Comisión de los Asuntos Monetarios y Financieros del Senado estadounidense, condujo, de una forma bastante violenta y espectacular, las audiciones de varios directores bancarios sobre su papel detestable en la crisis, haciendo bascular la opinión pública hacia una regulación del sistema bancario.
Y la llegada al poder de Franklin D. Roosevelt (Prefiero rescatar a los que producen alimentos que a los que producen miseria), y su política del New Deal da lugar a la ley.
A pesar del tamaño de la economía estadounidense hasta el final del siglo XX d. C., los más grandes bancos a nivel mundial serían europeos y japoneses.
[1] Desde ese momento los bancos comerciales pudieron tomar más riesgos y apalancarse más, ya que eran al mismo tiempo bancos comerciales y de inversión.