Se califica así a la «cabeza pensante», que ejerce una posición de poder desde las sombras, tras bastidores o detrás del telón.
La expresión «Eminencia gris» se empleó por primera vez en Francia referida al sacerdote capuchino y mano derecha del cardenal Richelieu François Leclerc du Tremblay.
La figura de la eminencia gris tiende a ser ejercida por personas, inteligentes, estratégicas, calculadoras, distantes, frías, misteriosas y en algunos casos manipuladoras.
Igualmente, ha habido casos en los que las eminencias grises han debido asumir de forma oficial el gobierno en momentos determinados.
El que una eminencia gris sea, por definición, extremadamente cercana al foco del poder, no implica que la relación entre la cabeza del gobierno y ella sea cercana, amistosa, ni siquiera cordial; de hecho, muchos de los más notorios políticos que han ejercido tal papel fuerzan al líder a depender de ellos y, debido a que no se consideran inferiores al mismo, le debaten sus acciones y lo cuestionan directamente sin ningún tipo de limitación.