La política económica anticíclica o contracíclica consiste en el conjunto de acciones gubernamentales dedicadas a impedir, superar, o minimizar los efectos del ciclo económico.
Diversos factores exógenos, como las crisis del petróleo o las crisis financieras, pueden contribuir a revertir el ciclo o a acentuar sus efectos.
Según la escuela keynesiana el déficit y la inversión pública es el principal instrumento de política económica para amortiguar los efectos del ciclo.
Así, durante la recesión, el gobierno debe intervenir, reduciendo tributos, promoviendo la expansión del crédito y aumentando el gasto, realizando inversiones que sean capaces de estimular la economía.
De esta forma, durante una recesión, donde el capital privado no tiene expectativas de ganancia que fomenten su inversión, es el déficit público el que debe expandirse para poder restablecer el equilibrio económico.