Véase taxonomía para más detalles Los artrópodos (Arthropoda, del griego ἄρθρον, árthron, ‘articulación’ y πούς, poús, ‘pie’) constituyen el filo más numeroso y diverso del reino animal (Animalia).
Si bien no hay una especialidad de la zoología que estudie específicamente a todos los artrópodos en su conjunto, hay ciencias que estudian específicamente a los insectos (entomología), arácnidos (aracnología) y crustáceos (carcinología).
[7] Por lo tanto, se creía que los primeros artrópodos podrían haber sido similares a los anélidos; aunque dado que los restos fósiles de anélidos eran poco comunes, la clasificación de los artrópodos en Articulata estaba basada principalmente en similitudes morfológicas.
Actualmente se piensa que los primeros artrópodos fueron animales pequeños, segmentados y con apéndices, denominados lobópodos.
[10][11][12] Dichos animales del periodo Ediacárico son formas «seudo-bilaterales» que han sido incluidos dentro del grupo Proarticulata,[13] como los géneros Dickinsonia, Spriggina y Vendia, aunque poseen una segmentación diferente a la de los actuales artrópodos.
La epicutícula puede presentar estriaciones finas que producen colores físicos (no químicos), como la apariencia metálica o irisada de muchos insectos.
Este rasgo lo comparten los artrópodos con algunos otros filos, como los nemátodos que también tienen una cutícula y mudan.
La parte media del tubo digestivo, el mesodeo, deriva del endodermo (segunda hoja blastodérmica) y es la que produce las secreciones digestivas y donde se realiza la mayor parte de la absorción de nutrientes; frecuentemente presenta derivaciones o ciegos laterales que amplían su superficie.
Los artrópodos acuáticos suelen presentar branquias, apéndices internamente más vascularizados que los otros órganos.
El tramo del vaso que se encuentra conectado al cerebro se denomina aorta, en el cual irriga directamente la cavidad cerebral y los órganos cercanos a este para luego retornar a la red de vasos y llegar nuevamente al corazón dorsal.
La hemolinfa llega a las extremidades a través de bombas musculares que, con la ayuda de contracciones musculares, actúan como «corazones auxiliares» permitiendo al fluido circulatorio alcanzar aquella zona del cuerpo.
[20] Los crustáceos presentan para la excreción glándulas antenales y maxilares, en la base de esos apéndices.
En insectos y en miriápodos aparecen órganos tubulares característicos, llamados tubos o conductos de Malpighi, que desembocan entre el intestino medio y el intestino posterior (proctodeo); sus productos se suman a la composición de las heces.
En este caso se acumulan los productos de excreción en nefrocitos, células pericárdicas o directamente en la cutícula.
La acumulación suele ser de uratos o guanina, bases nitrogenadas muy poco solubles que forman depósitos sólidos.
Normalmente está formado por tres pares de ganglios que se asocian, correspondientes al procéfalon.
El tritocerebro está formado por un par de ganglios que se unen a los anteriores en las cabezas denominadas tritocefálicas, perdiéndose los conectivos, mientras que en las cabezas deutocefálicas, se mantiene independiente, conservando los conectivos con el deutocerebro.
Está formada por un par de ganglios por metámero que en principio presentan conectivos y comisuras.
Se dan frecuentes casos de partenogénesis (la hembra produce un cigoto sin haber sido fecundada), sobre todo en crustáceos e insectos.
También se dan casos de hermafroditismo que aparecen sobre todo en especies parásitas o sésiles.
Tiegs & Manton[24] defendieron el difiletismo, con los artrópodos divididos en esquizorrámeos + unirrámeos y los onicóforos como grupo hermano de miriápodos + hexápodos.
Posteriormente, Manton[25] y Anderson[26] sostuvieron el polifiletismo del grupo (ver Uniramia).