En 1894, Hans von Bülow murió, y en el funeral Mahler oyó una musicalización de la oda Aufersteh'n (Resurrección) del poeta alemán Friedrich Gottlieb Klopstock.
Aquello fue una revelación, y decidió terminar su obra con su propia musicalización de dicho poema, al que efectuó algunas modificaciones.
Mahler diseñó un programa narrativo para la obra que reveló a varias de sus amistades.
Sin embargo, no aprobó su difusión pública, aunque en la actualidad siempre se divulga en los programas de concierto.
En este argumento, el primer movimiento representa un funeral y responde a preguntas tales como: "¿Hay vida después de la muerte?
Como es bien sabido, todas las sinfonías que estrenó en vida fueron recibidas con hostilidad en sus premieres, a excepción de la Octava.
Como dato curioso se puede indicar que fascinó al excéntrico millonario Gilbert Kaplan que se propuso el reto de adquirir la formación suficiente para dirigirla y grabarla en disco, primero en 1988 y luego, en 2003.
La partitura original fue subastada en Sotheby's en 2016 por 5,3 millones de euros, lo que la convierte en el manuscrito musical más caro hasta la fecha.
Después de completar la primera versión, el movimiento se tituló inicialmente "Sinfonía en do menor".
Un fraseo lírico posterior bien puede caracterizarse como un segundo tema, que termina en un clímax dramático en do menor.
En lo siguiente, domina un estado de ánimo tenso e indefinido, que sigue teniendo un efecto amenazante debido a las cuerdas graves.
Sólo la entonación del contratema lírico en piano es capaz de resolver un poco esta tensión.
El conocido impulso hacia adelante aparece de nuevo, pero no encuentra una salida real y colapsa en un desmayo.
Aquí Mahler agrega la voz humana al aparato de interpretación por primera vez en su obra sinfónica.
Responde a las preguntas del scherzo anterior e introduce el final, la cantata sinfónica, que también es vocal.
Los motivos que ahora son más apremiantes se derivan de la primera parte del lied.
Es muy episódico, conteniendo una diversidad de instantes, tempo y tonalidades, con mucho material que había sido oído en los movimientos precedentes.
El uso del coro en este último movimiento hace que se la compare con la Sinfonía n.º 9 de Ludwig van Beethoven.
Mahler puso música a las dos primeras estrofas del texto de Klopstock, que complementó con sus propias adiciones para aumentar la expresión individual.
El final de dos partes, sin embargo, comienza con una sección puramente orquestal en toda regla.
Una pausa general sigue a esta primera introducción al tema y es seguida por una fanfarria de trompeta.
El pasaje consistentemente fuerte termina con algunos acordes disonantes, que le permiten hundirse en las profundidades y conducir a una nueva estructura.
Todo el resto del movimiento se asemeja a un gran arco ascendente orientado hacia una apoteosis final.
La contralto recita la siguiente sección más larga como solista, ocasionalmente apoyada por un solo de violín.
El coro comienza de nuevo con un repentino aumento dinámico, con las palabras: “¡Lo que ha llegado a existir debe perecer!
Der liebe Gott wird mir ein Lichtchen geben, - Mi querido Dios me proveerá una lucecita, Wird leuchten mir bis in das ewig selig Leben!- Que me conducirá a la vida eterna!
Las primeras ocho líneas fueron tomadas del poema "Die Auferstehung" (La Resurrección) de Friedrich Gottlieb Klopstock.
Mahler omitió las últimas cuatro líneas de este poema y las reescribió él mismo (Desde "Oh, créelo...").
En la sección de enlaces externos se referencian sitios web que recogen discografías completas y actualizadas.
La versión original del primer movimiento, en forma de poema sinfónico ha sido grabado solo ocasionalmente.