Este instrumento fue desarrollado a principios del XVIII y alcanzó su forma actual en el XIX.
De forma natural, el dulcián fue evolucionando hasta dar lugar al fagot.
Durante la segunda mitad del siglo XVII, el fagot se incorporó a la orquesta, formación en la que desde entonces aparece de forma regular.
En el siglo XVIII, comenzó a abandonar su papel de bajo, lo que coincidió con su progresivo afianzamiento como instrumento solista.
Durante el Romanticismo, numerosos constructores hicieron cuanto estuvo en su mano para mejorar las cualidades sonoras del fagot.
Las obras de Castelli (1621), Marini (1626), Selma y Salaverde (1638), Valentini (1639) y Bertali (1645) atestiguan el aprecio hacia el instrumento, estima que compartió Heinrich Schütz, quien en su simphoniae sacrae (1629) le confirió un trato particular.
Ya en el siglo XVIII gozó de madurez suficiente como para afianzar su presencia en el campo orquestal y solístico; baste recordar los conciertos escritos para fagot por Vivaldi, todos ellos de corte magistral, o en papel preponderante que le dispensaron compositores como Johann Sebastian Bach, Haendel, Telemann, Fux, Johann Stamitz, Johann Christian Bach y Carl Philipp Emanuel Bach, quienes abrieron la senda para que su timbre hondo y umbrío fuera protagonista de los excelentes conciertos fagotísticos de Mozart y Weber.
La coronación de todos los esfuerzos emprendidos fue la aportación del célebre constructor Johann Adam Heckel (1812-1877), quien introdujo múltiples soluciones técnicas que reflejó en un tratado, editado 1899.
Se emplea para la enseñanza a niños debido al gran peso del fagot, como, por ejemplo, pasa con la tuba y el bombardino.
El oboe es un instrumento similar en apariencia al clarinete, con un timbre muy especial, un poco oscuro y misterioso.
Combina muy bien con los otros instrumentos de doble caña, se suele usar para acompañar solos de oboe o corno, y su utilización para presentar pequeñas partes solistas o formando dúos con los vientos es también muy habitual.
En la actualidad cada vez tiene una mayor presencia en las bandas, habiendo hasta cuatro fagotes y contrafagot.
Más recientemente, Illinois Jacquet y Frank Tiberi añadieron el fagot a sus usuales grupos de saxofones.
Michael Rabinowitz, Lindsay Cooper, Paul Hanson o Daniel Smith son otros fagotistas que lo han usado en el jazz.
Almenräder dejó Schott para comenzar su propia fábrica junto con el socio Johann Adam Heckel en 1831.
Las compañías que fabrican fagotes son (entre otras): Yamaha, Fox, Schreiber, Moosman, Püchner, Signet, Kohlert, B.H.
Hay también fabricantes pequeños que hacen instrumentos a medida para necesidades especiales.
Los principales libros para el aprendizaje del fagot son los de Julius Weissenborn, Ludwig Milde, Alamiro Giampieri y Karel Pivonka.
Dado el tamaño del instrumento, no se empezaba hasta por lo menos a los 13 años de edad.
Algunos fagotistas se ponen abajo un accesorio llamado muletilla que sirve para separar la mano del instrumento y tener los dedos más libres.