Sinfonía n.º 5 (Chaikovski)

La llegada de la quinta sinfonía sigue a un período bastante fructífero para el compositor.

Trabajó ignorando la enfermedad, la debilidad y superó su falta de confianza en sí mismo.

Quería demostrarle al mundo que todavía tenía inspiración para componer grandes obras.

Sí, tenía como tema el hombre contra su destino así como la búsqueda de su definición, sin embargo sentía que la verdadera definición del destino del hombre aún se le escapaba.

La acogida del público fue favorable, pero la prensa no compartió en absoluto este entusiasmo, tanto que el propio Chaikovski, como era habitual en él, llegó a dudar de la calidad de la partitura (“demasiado confusa, demasiado compacta, carente de sinceridad…” escribe en una carta a su benefactora, Nadezhda von Meck).

Afortunadamente, durante una interpretación en Hamburgo en 1889, la sinfonía finalmente disfrutó del inmenso éxito que se merece.

Chaikovski por Franciszek de Mezer (1890)
Brandukov y Chaikovski en 1888
Chaikovski en los jardines de Ortachala, Tbilisi (1889)
Chaikovski con su esposa Antonina Miliukova