Bolero (Ravel)

En la Europa meridional, Respighi componía en Italia la Feste romane, mientras que en España, Joaquín Turina acababa las Evocaciones, opus 46 para piano.

En Francia, Honegger había compuesto Rugby; Martinů Le Jazz; Messiaen La banquet eucharistique; Milhaud, la ópera Christophe Colomb.

Esa gira le encumbraría definitivamente y en ella fue recibido como un gran artista, actuando en 25 ciudades, unas veces como pianista, otras como acompañante al piano y, otras, al frente de la orquesta.

[7]​ Poco antes de partir, la empresaria y bailarina rusa Ida Rubinstein, le encargó que compusiera un «ballet de carácter español» que ella misma, con cuarenta y dos años, contaba representar con su propia compañía, «Les Ballets Ida Rubinstein».

Tenía muchas obligaciones que atender, y para facilitar la tarea, acordó con su colaboradora que podría orquestar seis piezas extraídas de la suite para piano Iberia del compositor español Isaac Albéniz,[9]​ en un proyecto inicialmente bautizado como Fandango.

El nacimiento de la melodía es relatado por Samazeuilh, que cuenta como el compositor, una mañana, en pijama, antes de ir a nadar, le habría interpretado al piano un tema con un solo dedo explicándole:

Sin embargo, para el ritmo de su obra, el fandango le pareció una danza demasiado rápida, y lo remplazó por un bolero, otra danza tradicional española que sus viajes a España le habían permitido conocer,[15]​ cambiando el título y dedicándole la obra a su estimada amiga Ida Rubinstein.

Primero viajó a Inglaterra, para ser investido «Doctor of Music, honoris causa» por la Universidad de Oxford, el 23 de octubre, asistiendo y protagonizando varios conciertos en su honor.

Inmediatamente después, viajó a España, para realizar una intensa gira de conciertos de dieciocho días, en la que actuó con la mezzosoprano Madeleine Grey y el violinista Claude Lévy.

Esa producción vería la luz, pero ya no sería en vida de Ravel.

Se cuenta que durante el estreno orquestal del Boléro, una dama molestaba en su asiento exclamando: «¡Al loco!

[23]​ Toscanini habría llegado a decirle: «Usted no comprende nada de su música.

Ravel mismo, en 1931, lo comentó: El Boléro fue rápidamente interpretado en muchas retransmisiones de radio y en innumerables transcripciones.

Pero como a menudo en Ravel —en obras como Chansons madécasses, L'Enfant et les sortilèges o La Valse— el compromiso era más profundo de lo que dejaba suponer su inocente apariencia.

[28]​ Algunos autores vieron en el Boléro una renuncia a la música tonal, otros encontraron en la repetición mecánica y en el crescendo los signos de una obra inquietante y tormentosa, irresistiblemente abocada al hundimiento final, lo que de alguna manera, recuerda las conclusiones trágicas de La Valse y del Concerto pour la main gauche, pero otras lecturas también son posibles.

[cita requerida] Según Marcel Marnat: Ravel mismo describió esta obra: «Es una danza en un movimiento muy moderado y constantemente uniforme, tanto por la melodía como por la armonía y el ritmo, este último marcado sin cesar por el tambor.

[32]​ La rítmica y el carácter melódico hispano, e incluso más precisamente andaluz, se acercan igualmente al espíritu de las composiciones rapsódicas muy a la moda a finales del siglo XIX y principio del XX.

La célula rítmica comprende dos compases casi idénticos, con una variación mínima en el tercer tiempo del segundo compás.

Entre las maderas algunos músicos utilizan dos instrumentos de la misma familia: el Boléro requiere dos flautines, un oboe d'amore, un saxofón sopranino y una pequeña trompeta en re.

Las montajes del ballet se pueden agrupar en tres formas de interpretación diferentes: El Boléro ha sido considerado a veces como una «tumba de coreógrafos»,[41]​ pero ha tenido múltiples adaptaciones, siendo las más importantes las siguientes: El Boléro ha sido una de las músicas más utilizadas y recreadas en el cine, la televisión, la publicidad o como música incidental en espectáculos deportivos.

[51]​ Tras la muerte de Ravel, en 1937, su hermano Edouard se convirtió en el único heredero.

También emplearon como chófer a su marido, Alexandre Taverne, que antes había trabajado como minero y barbero.

Jean-Jacques Lemoine y Alexandre Taverne no se conformaron con el millonario botín.

Presentaron una demanda contra el editor de Maurice Ravel y consiguieron renegociar los viejos contratos.

Lemoine no es el único que sacó partido del legado de Ravel.

Retrato de Ida Rubinstein (1885-1960), bailarina y rica mecenas rusa, inspiradora del Boléro y quien estrenó la obra el 22 de noviembre de 1928. Pintura al temple y carboncillo de Valentín Serov (1910).
Vista de la ciudad de Córdoba . De la Rapsodie espagnole a la Alborada del gracioso , la luz y el calor del sur de España fueron para Ravel una fuente inestimable de inspiración, cuyo más célebre exponente es el Boléro .
«Le Belvédère», donde Ravel finalizó el Boléro .
Alexandre Benois . Retratado por Léon Bakst (c. 1895).
Boceto de Luc-Albert Moreau (1882–1948) de Ravel dirigiendo su Boléro .
Primera grabación de El Bolero en enero de 1930 con Ravel al frente de la Orquesta Concerts Lamoureux.
Ravel hacia 1925.
Samazeuilh en 1937.
Arthème Fayard.
Aurél Milloss en 1985.