Su niñez estuvo rodeada de música: "todos los domingos en verano solíamos alquilar tres grandes vagones abiertos y salir al campo.
Después del pícnic nos uníamos a las obras corales de Bach, Handel y Mendelssohn".
Luego regresó a Berlín para estudiar piano con Ernst Rudorff y composición con Engelbert Humperdinck, luego trabajó para Max Reger en Leipzig, publicando obras de cámara, sonatas y lieder.
Durante este tiempo tuvo la oportunidad de ver en el ensayo y en el concierto figuras como Arthur Nikisch, Felix Weingartner, Ernst von Schuch, Felix Mottl, Hans Richter, Karl Muck y Gustav Mahler.
2, 3, 5, 6, 7 y "Das Lied von der Erde" (cf Signale für die musikalische Welt, No.
[5] Cuando la Filarmónica de Viena hizo su primera gira por los Estados Unidos en 1956, Schuricht reemplazó a Erich Kleiber, compartiendo la dirección durante las seis semanas con André Cluytens.
Con el tiempo adquirió una gran libertad para personalizar de manera subjetiva sus interpretaciones.
En España tuvo mucha relación e influencia en el joven Ataulfo Argenta.
Se le consideró un gran especialista del repertorio austriaco-alemán que va de Franz Schubert a Gustav Mahler.