Desde los diez años, leía las partituras perfectamente y se acompañaba ella misma al piano, mientras cantaba en conciertos de aficionados.
Su madre protestó con firmeza, y logró que Elisabeth fuera aceptada en la clase del profesor Egonof como soprano de coloratura.
Posteriormente, estudió con la soprano de coloratura, Maria Ivogün así como con su marido, el pianista acompañante Michael Raucheisen.
[2] En 1942 actuó para las tropas nazis en la frontera polaca dirigida por Hans Pfitzner, uno de los compositores protegidos del régimen.
En Estados Unidos el diario New York Times la etiquetó como "Diva nazi", un estigma que la siguió hasta su muerte.
Para ese entonces había conocido en Viena al productor británico Walter Legge que la contrató, orientó su carrera y con quien finalmente se casó en Surrey en 1953.
En mayo de 1954 dio varios conciertos en España y Portugal, acompañada por Alfredo Rossi.
Después, se dedicó a la enseñanza y dio clases magistrales por todo el mundo, en particular en la Juilliard School de Nueva York.
Tenía fama de ser extremadamente exigente; algunos llegaron a considerar sus métodos innecesariamente ásperos.
Entre sus alumnos, cabe citar a Renée Fleming, Thomas Hampson, Matthias Goerne, Mateo Blanco, Mitsuko Shirai, Niel du Preez, Uwe Heilmann y Cornelius Hauptmann.
Durante toda su carrera, divulgó el lied alemán en numerosos recitales, con obras de Beethoven, Gluck, Mahler, Mendelssohn, Mozart, Max Reger, Schubert, Schumann, Richard Trunk, Hugo Wolf o Hermann Zilcher, que dejó a la posteridad en grabaciones insuperables.
Por ello en una de sus últimas entrevistas declaró que “nunca fui suficientemente buena” (“El Universal”, Fernando Díez, 29/08/2006).