[3] El encuentro sería decisivo para la personalidad de Solti al matizar su apasionamiento innato con la obsesión por la perfección formal.
Durante la Segunda Guerra Mundial se refugió en Zúrich y volvió al piano con mucho éxito, ya que ganaría el primer premio en el concurso internacional de Ginebra en 1942.
Solti dice de esos años: «Tocábamos en el Prinzregenten, el único teatro que se tenía en pie, aunque, como se habían quemado vestuarios y decorados, tuvimos que empezar interpretando el Réquiem de Verdi tres veces por semana.
No había calefacción, y la gente calentaba el teatro con sus cuerpos, pero el público se afanaba por acudir».
Fue director artístico de la Royal Opera House, Covent Garden entre 1961 y 1971.
Solti encontró en la Orquesta de Chicago el instrumento que siempre había buscado para expresarse.
Tenía justamente las características que mejor se acoplaban a su estilo de dirección, una gran disciplina, un sonido pleno, contundente y brillante y una gran versatilidad para adaptarse al estilo de cada compositor.
La revista Newsweek dijo: «Al frente de Chicago, ha fustigado, engatusado, martilleado, pulido y conjurado un sonido orquestal que une dos propósitos opuestos entre sí.
La orquesta toca cualquier obra con el mismo entusiasmo como si la estuviéramos estrenando, y esto es lo que más me llena.
[4] Fue un intérprete especialmente aclamado en las óperas de Richard Wagner, del que grabó prácticamente todas, así como del repertorio mozartiano, Richard Strauss, Giuseppe Verdi y Gustav Mahler.
Fue el director responsable de la primera grabación discográfica en sistema estéreo del ciclo El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen) de Richard Wagner, interpretación en la que contó con la participación de Hans Hotter, George London, Kirsten Flagstad, Christa Ludwig, Birgit Nilsson, Wolfgang Windgassen, Gottlob Frick, Régine Crespin, James King, Claire Watson, Dietrich Fischer-Dieskau entre otros eminentes cantantes wagnerianos, así como con la Filarmónica de Viena.
Se casó en 1946 con Hedwig Oeschli y en 1967 con la periodista Valerie Pitts con la que tuvo dos hijas.
Creo que esta característica ha sido clave para convertirle en un gran director del repertorio wagneriano».