[2][3] En este artículo, el término náhuat será utilizado a menudo siempre que no haya riesgo de ambigüedad.
[6][3][7][8] Hacia el 900 d. C., al comienzo del período posclásico temprano, empezarían las primeras migraciones de náhuablantes hacia la actual Centroamérica que se asentarían en sitios como Chalchuapa o que fundarían poblaciones como Cihuatán.
Posiblemente, según Sergio Romero, este sería el idioma al que los españoles denominaron en un principio como mexicano corrupto (ya que el náhuat es un idioma distinto al náhuatl y por tanto intelegible), quedando al final junto con el náhuat bajo la denominación de pipil.
Sobre esto, las hipótesis tienden a plantear que es un término proveniente del náhuatl dado por los tlaxcaltecas y otros pueblos del mismo tronco lingüístico de México que estaban aliados con Pedro de Alvarado.
Una hipótesis, mencionada por primera vez por Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán (en el tomo I libro 3 capítulo 2 de la Recordación Florida en 1690), Francisco Vásquez (en 1714) y Domingo Juarros (a inicios del siglo XIX), considera que tal denominación proviene de Pipiltoton, que significa «niño, muchacho u hombrecito», qué sería dado a las poblaciones, que había en El Salvador y Guatemala, debido a que sus hablantes habían perdido /tl/ a favor de la /t/; sin embargo dicha hipótesis no se sustenta si se tienen en cuenta crónicas indígenas mexicanas y documentos del siglo XVI e inicios del XVII, como se verá más adelante.
[33][7][35] Por ende no hubo ninguna gramática de la propia lengua náhuat durante la época colonial; a pesar de lo cual, el idioma sobreviviría gracias a que los indígenas en las zonas rurales mantendrían su lengua.
[36][37][38] Las primeras publicaciones científicas sobre la lengua se darían a partir de mediados del siglo XIX.
Este genocidio indígena provocó que muchos abandonaran su lengua y tradiciones, ya que la represión posterior llevó a muchos a ocultar su lengua e identidad cultural.
[39][40][42] Entre las trabajos y autores dedicados al estudio lingüístico del idioma en el siglo XX, y posteriores a 1932, encontramos en el año 1935 a Alfonso Rochac con su publicación «Todo lo que al viajero puede ofrecer Izalco.
El paisaje, los baños, las frutas, la volcán, los indios, la lengua pipil» donde incluyó un glosario con 138 palabras y oraciones; poco después, en 1937 a Tomás Fidias Jiménez quién haría un esbozo gramatical y propondría una lista de topónimos en su obra titulada «Idioma pipil, o náhuat de Cuzcatlán o Tunalan, hoy República de El Salvador en la América Central».
Sin embargo, el mejor estudio gramatical de la lengua sería publicado por Lyle Campbell en 1985 y titulado «The pipil language of El Salvador», donde el autor haría un análisis fonológico, morfológico y sintáctico del idioma y ofrecería un diccionario trilingüe (español-nahuat-inglés).
Las variedades del náhuat en Guatemala, Nicaragua y entre otros países ahora están extintas.
: Curso de lengua náhuat para principiantes adultos (2011), Tajtaketza Pal Ijtzalku.
Edición en línea de Alan R. King, basada en la obra de Leonhard Schultze Jena (2012), Panuk Tik Ijtzalku (Sejse cuentoj tik Nawat te uij) (2013), Taneshtilis Ipanpa Tay Ipal Muchi Tukniwan Nujme.
(Ne Bibliaj Tik Nawat, NBTN) (2012/2014), On-line Nawat (Ne Nawat Matapan) (2014), etc.[46][47][44] Entre otras publicaciones sobre la lengua en el siglo XXI, se encuentran glosarios o vocabularios como: el «Glosario cultural Pipil Nicarao» (2014) de Rafael Lara-Martínez y Rick Mccallister, el «Vocabulario castellano pipil, pípil kastíyan» (2000) de Jorge Alfredo Calvo Pacheco, y el diccionario «Nawat Mujmusta» (2019) de Werner Hernández; así como también, ya con el uso del internet, se elaborarían materiales y textos en línea.
[49] Otros poblados donde se enseña el idioma, en un programa financiado por la Fundación Círculo Solidario, son Nahuizalco, Izalco y Santo Domingo de Guzmán.
[54] Para la mayoría de los autores, los términos pipil y náhuat se utilizan para referirse a la lengua de América Central (El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua).
[56] Para otros autores, el término aztecano se utiliza para referirse a todos los idiomas en esta región como una sola lengua, no distinguiendo náhuat de náhuatl (y no igualando a veces la separación del pochuteco).
Los especialistas del pipil (Campbell, Fidias Jiménez, Geoffroy Rivas, King, Lemus, y Schultze, entre otros) tratan generalmente al pipil/nahuat como una lengua separada, por lo menos en la práctica.
[58] En cuanto a los trabajos que se han publicado sobre el idioma pipil desde inicios del siglo XX, los autores de estos raramente han utilizado un mismo sistema para transcribir los fonemas.
La tabla a continuación muestra una comparación de este sistema con otros, aproximadente en orden cronológico.
[20][3] Otra hipótesis la plantea Adolfo Costenla Umaña, quien postula que dichas diferencias se deben a que por un lado, a diferencia de El Salvador (donde llegarían varias migraciones nahuas a lo largo del posclásico temprano, 900 a 1200 d. C.), a Nicaragua llegarían únicamente la última migración de náhuablantes (la de los nonoalcas, que en El Salvador fundarían la ciudad de Cuzcatlán), en lo que se conoce como el período Ometepe del área de la Gran Nicoya (1200 a 1524 d. C.), y quienes según Umaña tendrían en su lengua varios rasgos provenientes del náhuatl central que en su mayoría desaparecerían en el náhuat de El Salvador (por lo menos en las variantes que se conoce; al ser los recién llegados asimilados por la población nahua preexistente) mientras que en Nicaragua permanecerían en mayor medida; y por otro lado, por la diferencia de substratos lingüísticos en el norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) y en el sur (Nicaragua y Costa Rica), mientras que en el norte se hablaban lenguas mayas, lencas, xincas, mangue-chorotegas y tolupanes, en el sur había mangue-chorotegas, sutiavas, misumalpas (matagalpas, sumos o mayagna, etc) y chibchas (corobicís, guatusos, huétares, etc.).
E. P. D.), su madre Gregoria García, la nantzin (lo que en náhuat significa una mujer de respeto, o cuya traducción más cercana es doña) Paula López una hablante nativa y otros huablantes a quienes agradeció.
La recopilación y traducción de los relatos, contados originalmente en la lengua materna de los informantes, estuvo a cargo del neohablante Josué Ramos, quien a lo largo de cinco años recogió las historias contadas por Visitación y Felipe García, María López, Francisco e Isabel Ramírez, Fidelina Cortez y Antonia Ramírez.