Originalmente fue habitado por pipiles, y en la época colonial la región perteneció a la Provincia de los Izalcos (que posteriormente pasaría a ser la alcaldía mayor de Sonsonate).
El idioma materno era el "Mexicano" que se consideraba "no necesario" porque "casi todos (entendían), y hablan el castellano", pero se consideraba necesario "para la buena administración de algunos."
En el 8 de diciembre, a las 8:30 p. m., ocurrió un terremoto que causó grandes daños y pérdidas.
No fue hasta el día 9 por la mañana que se sacaron los ornamentos y alhajas.
Al mismo tiempo el cura de la iglesia hizo una oración con los habitantes.
Aunque no hubo muertes, todos quedaron viviendo "bajo los palos" y las autoridades se ocupaban de ver cómo alojar a los habitantes en las casas del centro mientras se hacen sus ranchos.
En el 28 de abril la corporación municipal a cargo del alcalde Manuel Panche y la mayor parte del vecindario firmaron un acta de gracias al presidente Zaldívar por las ayudas recibidas.
Años después le sería conferido el título de ciudad (1955).
Nahuizalco es uno de los últimos lugares donde unas pocas personas aún hablan el idioma Náhuat.
Uno de los poemas más conocidos de Alfredo Alvarado Guerra es “Nahuizalqueña”, aunque fue perseguido por defender a los indígenas y por ser indígena durante la Matanza del 1932.
También se celebra la festividad dedicada a las virgen del Rosario en la segunda semana del mes de octubre; con una cofradía y qué, según la tradición se estableció la festividad por un juramento que hicieron los pobladores durante una azotada de cólera morbus en 1857.
Esta tradición consiste en que los habitantes levantan altares, con fotografías de las personas ya fallecidas, adornándolos con flores, velas o frutas para recordar a sus familiares.
Las tres tienen relación con los fallecidos y, además, mantienen un componente donde la comida es el punto principal.