Los historiadores de principios del siglo XX lo llamaron el «Giotto catalán».Su obra indica que conoció a Giotto, aunque no se ha podido determinar el posible encuentro, pudiendo ser en Italia o bien convirtiéndose esta influencia de manera indirecta, a través de Aviñón.[11] Probablemente también eran hijos suyos Bartomeu Bassa, pintor que se ha relacionado con Jaume Serra, y Berenguer, fallecido en 1363 a manos de un personaje llamado Simón Torres.[15] Su hijo Arnau Bassa también murió víctima de la epidemia en ese mismo año.Con este apellido hay documentados en Cataluña dos pintores en la primera mitad del siglo XIV, hijos de Ramón Barata, del que se desconoce la profesión: Bernat Barata (fl 1314-1346) y su hermano Francisco Barata, el cual fue aprendiz de Aloi de Montbrai el 1341.[23][24] En el taller de los Bassa también trabajaron figuras destacadas como su hijo Arnau Bassa o su continuador Ramon Destorrents, así como también hay que añadir al Maestro del Escrivá y el Maestro de Baltimore.[25] A menudo se hace difícil discernir las diferentes manos que intervinieron en una obra.El suyo fue el principal taller del primer italianismo pictórico en Barcelona y en toda la Corona de Aragón, movimiento que tendría una segunda oleada en la segunda mitad del siglo XIV, ya después de su muerte, con Ramon y Rafael Destorrents y el Grupo de Iravals,[29] sin olvidar la línea italianizante tarraconense del Maestro de Santa Coloma de Queralt, que podría tener una relación con los trabajos realizados por Ferrer Bassa en aquellas tierras,[30] algunos recientemente documentados.Además, con esta decisión, se puede afirmar que fue Ferrer Bassa quien llevó a los pintores aragoneses los conocimientos de la pintura sienesa y florentina.[1] El pintor hace un tratamiento de la figura humana con vigor, pero sin dureza; una observación directa permite admirar cómo conseguía grandes efectos con procedimientos sencillos.[35] El carácter que otorgaba a los rostros se acercaba mucho a los modelos sieneses no exentos, por otra parte, de algunas formulaciones menos animistas del arte florentino.[39] Se ha atribuido esta influencia de la escuela sienesa sobre Ferrer Bassa a un viaje realizado para entrar en contacto con la pintura del Trecento italiana; un viaje que se habría producido entre 1333 y 1339, unas fechas en las que no se tienen otras noticias suyas ni ningún encargo conocido.Por el trabajo recibirían diariamente 21 deniers él y 12 su ayudante, además de la manutención, una cantidad modesta que denota que podría ser uno de sus primeros trabajos.El contrato estipulaba que se debía hacer un retablo dedicado a San Miguel y decorar un blandón, que el retablo debía tener veinte cuadros entre escenas y santos, que tenía que estar hecho con «buen azur de acre y buen oro puro » (bono esur de Acre, et cum bono et puro auro) y debía estar terminado el mes de septiembre para la fiesta del santo.Esta obra desconocida y un encargo en diciembre del mismo año para decorar unas andas para la reina de Mallorca, demuestran la proximidad al rey como pintor habitual.[55] En 1343 tuvo un año con muchos encargos que le ocuparon los próximos años.[56] Comenzó la nueva petición real para realizar en 1344 un retablo para el altar mayor de la capilla de Santa Ágata (Barcelona) dedicado a la María y Jesús, una obra hoy desaparecida.En este segundo documento se indica que el retablo estaba dedicado a la Santa Cruz.[66] La relación del monasterio con Ferrer Bassa no se limitó a este encargo, ya que en 1348, Francesca Saportella, la misma abadesa del encargo de la celda de San Miguel, pidió a Ferrer y su hijo Arnau Bassa la construcción de varios retablos.[69] Estas obras o bien no se llegaron a hacer por la prematura muerte de los pintores el mismo año 1348 o bien se han perdido.La tabla central del retablo se conserva en el museo Diocesano de Barcelona.[71] Podría tratarse del retablo dedicado a San Silvestre que había en la catedral de Barcelona y que desapareció a finales del siglo XV.[73] Hay un conjunto de encargos aceptados por padre e hijo en los que no consta su finalización.Destaca la influencia de Siena impuesta por Giotto di Bondone que suaviza el lenguaje plástico, introduce musicalidad y la vitalidad del diseño gótico: las formas más dulces, las composiciones más armónicas.[75] A Ferrer Bassa le ha sido atribuido la finalización del Salterio anglocatalán, conocido también como «Salterio de Canterbury», un trabajo iniciado alrededor del año 1200 en Canterbury y que constaba de 184 folios, el cual fue terminado en Barcelona hacia el año 1340 por Ferrer Bassa, quien añadió cuarenta y seis nuevas miniaturas.El códice original se conserva en París, en la Biblioteca Nacional de Francia.[78] Rosa Alcoy ve verosímil esta atribución, si bien prematura por los pocos análisis realizados, teniendo en cuenta la importante nómina del taller de los Bassa que podrían ser el autor.[83] La obra mantiene una fuerte influencia de Pietro Lorenzetti en las cabezas finas y estrechas con miradas profundas.[84] El taller de Ferrer Bassa fue muy activo e influyente en la primera mitad del siglo XIV.[85] De esta forma, primero Destorrents y a continuación los hermanos Serra fueron los continuadores de la estilo italogótico incorporado por Ferrer Bassa hasta la llegada del gótico internacional a partir del 1400.
Versión de 1348 de la
Guía de perplejos
. Ferrer Bassa o quizás su taller, fue el autor de la iluminación de varios manuscritos hebreos medievales. Uno de estos es la copia de la
Guía de perplejos
de
Maimónides
traducida del hebreo por
Samuel ibn Tibon
(1150-1230) que se conserva en la
Biblioteca Real Danesa
de
Copenhague
, conocido como el «Maimónides de Copenhague» con diferentes
letras capitales
figurativas lujosamente decoradas. Se ha considerado la posibilidad de la existencia de un colaborador judío en el taller de los Bassa quién podría haber realizado algunos de los motivos marginales.
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El encargo lo hizo Menachem Betsalel, un judío que era el médico de Pedro el Ceremonioso en Barcelona y que también murió víctima de la peste, el rey tuvo que dar apoyo económico a su viuda.
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En 2007, D.R. Halperin analizó el llamado
Mahzor catalán
, un libro de oraciones decorado en el siglo XIV que se conserva en la
Biblioteca Nacional de Israel
. Tras comparar similitudes entre esta obra y el
Libro de horas de la reina María de Navarra
, concluye que existe una clara relación entre el autor de esta iluminación y el hipotético colaborador judío de Bassa.
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Pinturas de la Celda de San Miguel en el monasterio de Pedralbes. Escena de la
Coronación de María
. Consta de 25 escenas, que cubren setenta y cinco metros cuadrados de los muros de la pequeña capilla-oratorio, están realizadas siguiendo el estilo de la escuela sienesa, con combinación de técnicas pictóricas y la incorporación de detalles metálicos para reslatar puntos específicos de las escenas. El conjunto representa un gran testimonio dentro de la pintura gótica catalana.
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