Pinturas de la celda de San Miguel

Con todo, no se cree que su giottismo sea una influencia directa de la escuela florentina, sino de los hermanos Pietro y Ambrogio Lorenzetti que importaron el estilo de Giotto desde Asís hacia Siena,[2] a donde probablemente viajó Ferrer Bassa y donde habría visto modelos que le influyeron en su obra.

El códice original se conserva en París, en la Biblioteca Nacional de Francia.

Podría haber sido en Siena donde habría contactado con la obra de los hermanos Lorenzetti, en Aviñón, donde residió Simone Martini mientras pintaba el Retablo Orsini, del cual emuló el descendimiento y probablemente también en Orvieto, cerca de Siena, Asís y Arezzo.

En las tres, el semblante del personaje es el de una dama elegante que lleva delicadamente las flores en su regazo.

[14][15] Se han podido identificar hasta 113 giornate en la realización de las pinturas.

Las primeras se utilizan en los retratos de santos y en las zonas monocromas complementarias.

Destaca la planificación de la producción, que habría contado con la instalación de un andamio para pintar el registro superior con una distancia aproximada del techo de 1,5 m a 1,8 m, que permitía al artista llegar a todo el techo y a las partes altas del registro superior.

[19] Las marcas dejadas en varias zonas de las pinturas denotan que se realizó con el intonaco todavía blando.

Se trata de incisiones hechas con punta metálica y con compás, algunas son tan solo pequeñas rayitas o cruces realizadas a mano alzada que servían para marcar por donde pasaría la liñola o son simples ayudas para líneas secundarias.

[20] También se pueden encontrar este tipo de incisiones a mano alzada realizadas sobre la capa pictórica, las cuales tenían por objeto resaltar algunos detalles de tipo arquitectónico como capiteles o columnas obteniendo dibujos muy esbozados.

[22] El compás, habitualmente de puntas, se usaba también para transportar medidas.

También se encuentran incisiones hechas con regla en la construcción de motivos geométricos, como la cenefa ornamental que enmarca los cuadros, o el motivo rectangular con dos rombos inscritos que hay bajo las vigas del muro norte.

[23][24] El spolvero es la única técnica de transferencia del dibujo que usó Bassa en esta obra.

No se usó en ninguna parte del programa figurativo, sino tan solo en un dibujo repetitivo de carácter decorativo.

La técnica del trampantojo (trompe l'oeil) consiste en crear una ilusión óptica tridimensional al mezclar la escena con el marco o el apoyo que la contiene.

Esta técnica fue muy utilizada a partir del siglo XVII, si bien se puede observar en algunos pintores góticos del siglo XV como Masaccio, Petrus Christus o Jan van Eyck.

En concreto, Bassa aplica una leve pincelada de color blanco a la base del círculo interior y a la parte superior del círculo exterior de los tondos del muro donde está la puerta, simulando un reflejo de la luz que aporta volumen al marco y crea una perspectiva en la cual los personajes parecen situarse tras una ventana.

[29] Este hecho ha sido interpretado por algunos expertos como un dato que cuestiona la autoría de Balsa.

El más destacado es la realización en fresco combinándolo, esto si, con el óleo que fijaba el contrato.

[17] La relación del monasterio con Ferrer Bassa no se limitó a este encargo, puesto que en 1348, Francesca Saportella, la misma abadesa del encargo de la celda de San Miguel, encargó a Ferrer y a su hijo Arnau Bassa la construcción de varios retablos.

[32] La celda fue utilizada como archivo desde un momento no documentado y hasta 1801.

La pared del lado derecho no llega a tocar el muro donde está la puerta, y la forma del contrafuerte en este punto forma un rincón con tres cerraduras de pared de reducidas dimensiones.

Por último, el tabique donde están la puerta y las ventanas así como la parte alta del intradós están decorados con imágenes dentro de tondos, dibujos geométricos y con imitación de mármol en los espacios libres, que, en conjunto dan al aposento un claro estilo prerrenacentista.

En total suman 75 m² de pinturas murales, que se completan con la decoración del envigado.

Ángeles de la Natividad