Exilio republicano español en México

[5]​ El mayor contingente de refugiados lo conformaron españoles de la clase media urbana[3]​ y en mucho menor número obreros y campesinos, pues la clase baja no tuvo apenas posibilidades de escapar del país,[3]​ así como militares, marinos y pilotos, economistas y hombres de Estado, todos ellos vinculados al Gobierno republicano derrotado en la guerra civil española.[6]​ La historiadora argentina Clara Lida, especialista del exilio español en México, señala: Afirma el académico mexicano Antonio Alatorre: Los refugiados ayudaron a crear la Casa de España en México, hoy llamada El Colegio de México, y también el Fondo de Cultura Económica, así como a reforzar el profesorado de la UNAM y el IPN.Entre otras muchas aportaciones de los científicos españoles refugiados, se creó la revista Ciencia, fundada por Ignacio Bolívar y Urrutia.El museógrafo mexicano Fernando Gamboa indica: La presencia y relevancia del exilio republicano español en la Universidad Nacional Autónoma de México se ha reflejado en las áreas de humanidades, investigación científica y difusión cultural.Ignacio García Téllez, quien fuera representante del expresidente de México, Lázaro Cárdenas, recibió en el puerto de Veracruz a la primera oleada de exiliados que llegaron a bordo del Sinaia, primer buque del exilio, y les dio la bienvenida a México, diciendo: Estos exiliados se incorporaron al proyecto mexicano de educación universitaria; entre ellos, la UNAM destacó como profesores o investigadores eméritos a Carlos Bosch García, Óscar de Buen, Francisco Giral González, Eduardo Nicol, Juan Antonio Ortega y Medina, Wenceslao Roces y Adolfo Sánchez Vázquez.[11]​ Eduardo Nicol, nacido en 1907 en Barcelona, ingresó como catedrático en la UNAM solo un año después de haber llegado a México.[11]​ Wenceslao Roces nació en Asturias en 1897 y llegó a México en 1939.
El presidente mexicano Lázaro Cárdenas fue partidario de acoger a los exiliados españoles.
Identificaciones mexicanas de los refugiados españoles que se quedaron a vivir en Ciudad de México .
Diploma de «La Asociación de los amigos de México» a Lázaro Cárdenas, presidente de México, 1937.
Fotografías de diversos científicos españoles que reanudaron, en instituciones como la UNAM o el IPN, las investigaciones que habían iniciado en su país.
Calle de López, renombrada como Vía del Exilio Español en la capital mexicana.
Una balanza analítica y un microscopio óptico son algunos de los muchos instrumentos que los científicos españoles introdujeron en México.