Segunda guerra carlista

[4]​ A mediados de 1848 surgieron partidas en Extremadura y en Castilla, que no consiguieron éxitos significativos.Esto, unido a los fracasos de sublevaciones carlistas en Guipúzcoa, Navarra, Burgos, Maestrazgo y Aragón, dificultó continuar con el conflicto.En segundo lugar, la crisis que se estaba gestando en Europa en las actividades industriales incidió especialmente en la incipiente revolución industrial catalana a partir de 1840 y hasta 1846 con una disminución de la demanda exterior y la competencia desleal que suponía el contrabando.Estaba incomodada Inglaterra por el casamiento de la infanta María Luisa con el duque de Montpensier, por lo que, sin perjuicio de dar también auxilios al infante Enrique y a los progresistas españoles para que se sublevasen, acogió bien al príncipe, recibiéndole la sociedad inglesa como rey, visitándole Lord Palmerston, defendiendo la prensa su causa y negándose el gobierno a asegurar su persona conforme lo pedía Guizot.[10]​ En cambio, en Cataluña tuvo éxito la rebelión, que dio comienzo a finales de 1846.Los carlistas entraron después en Guisona, apareciendo en seguida diferentes partidas, especialmente en la Alta Cataluña y en el Ampurdán, que recorren el país, le ponen a contribución y tratan de alzarle en armas a los gritos de ¡fuera los extranjeros!A Pavía sucedió Concha en el mando del ejército liberal del Principado que ascendía a 40 000 hombres disponibles, publicando una proclama concediendo indulto a los carlistas en armas; pero estos, preguntados por sus jefes, rechazaron el indulto, y la guerra prosiguió sosteniéndola los tres sobrinos de Tristany (Antonio, Francisco y Rafael), Boquica, Marsal (Marcelino Gonfaus), Caletrus, Sobrevias, el Muchacho y otros muchos, que si bien eran batidos, se retiraban para volver a presentarse en seguida.Aunque también este año aparecieron partidas carlistas en Galicia, León, Burgos, Ávila y Toledo, no llegaron a tener importancia.Sin embargo, estos, dirigidos por Inglaterra y por las logias masónicas, no dejaban de continuar su camino, con más o menos obstáculos.[11]​ Elío fue designado capitán general del ejército del Norte, pero el fusilamiento de Alzáa fracasó el alzamiento, y si bien Elío (que no llegó a entrar en España) dirigió una proclama a los navarros, estos tampoco respondieron como se esperaba.Se alzaron, así y todo, varias partidas, al mando de Zabaleta, Ripalda, Zubiri y otros (en total unos mil hombres), que perseguidas sin descanso por el general Villalonga no tardaron en disolverse.[cita requerida] Cabrera entró en España el 28 de junio por la noche, juntamente con Forcadell y Palacios.Pensó Cabrera en llevar la guerra al Maestrazgo pasando el Ebro; pero tuvo que replegarse, y alcanzado en Estany por la columna del brigadier Manzano, salvarse en la retirada.[12]​ De todos modos el ejército carlista tardaba en crecer y tropezaba con serias dificultades.Pavía, excitado por Narváez para terminar la guerra, repartió 6000 fusiles entre liberales de confianza, intensificó las rondas, hizo fortificar algunas poblaciones y excitó a los pueblos haciéndoles algunas promesas, para que ayudasen a combatir a los carlistas; y como todo esto no bastase, abrió tratos para comprar la sumisión de algunos jefes, comenzando negociaciones con el comandante Miguel Vila (Caletrus), el brigadier José Pons (Pep del Oli) y otros, que por entonces no se terminaron.[13]​ En septiembre fue sustituido Pavía por Fernández de Córdoba, bajo cuyo mando tomó la guerra mayor incremento, con ventaja para los carlistas, pues si bien Caletrus y Pep del Oli acabaron por pasarse a las filas liberales, Forcadell y Palacios lograron pasar al Maestrazgo y sostenerse en él por algún tiempo, hasta que fueron batidos en Pinell y Vallmoll; teniendo que retirarse a la montaña, en donde estuvieron hasta el fin de la guerra, en que volvieron a pasar a Francia.En cambio, los carlistas entraron en varias poblaciones, apoderándose Masgoret del fuerte de La Bisbal, haciendo prisionera a la guarnición.Una columna enviada por Fernández de Córdoba a las órdenes del general Paredes fue derrotada por Borges en Esquirol; y la del coronel Manzano fue vencida por Cabrera en Aviñó, haciéndola este 400 prisioneros, entre ellos el jefe liberal, que fue por una casualidad libertado a los pocos días por el general Paredes.En Barcelona se tramó una conspiración para entregar a Cabrera varias plazas fuertes y el castillo de Montjuich; pero descubierta fue sangrientamente castigada.Con todo, el país era recorrido por ellos, atacando poblaciones importantes, como Manresa y Mora de Ebro.Contra Cabrera dispuso tres columnas, al mando de Ruiz, Nouvilas y Ríos.Valiéndose de un sacerdote que se hizo amigo suyo, se logró echar el veneno en la comida, pero habiendo sido visto el hecho por un primo del jefe carlista, este convidó a comer al envenenador, haciéndole tragar el manjar envenenado; y aunque al confesar su delito se le hicieron todos los remedios para salvarle, no fue ello posible.También el coronel liberal Leonardo Santiago entró en tratos con el tercer Tristany (Francisco) para que entregase a Cabrera, e igualmente aparentó acceder el requerido, que percibió 15 000 duros (que entregó al caudillo tortosino) y estuvo a punto de hacer perecer al coronel y a sus tropas, preparándoles una emboscada, de la que sólo pudieron escapar con grandes pérdidas, después de un rudo combate y a merced de la noche.Las partidas que quedaron se fueron sometiendo o internándose en Francia, siendo los Tristany los últimos en abandonar la lucha y expatriarse el 18 de mayo.En la misma Madrid se realizaron trabajos para levantar una partida que saliese a campaña operando en combinación con las fuerzas de Cabrera; mas descubiertos por la policía, se prendió a los principales comprometidos y fracasó la empresa.
Carlos Luis de Borbón y Braganza , conde de Montemolín ( Carlos VI ).
Bartolomé Porredón ( Ros de Eroles ).
Barricada en París en febrero de 1848, por Horace Vernet .
Espada del general Ramón Cabrera, obsequio de Carlos VI .
Fernando Fernández de Córdova , II marqués de Mendigorría.
Batalla del Pasteral (del 26 al 27 de enero de 1849).
Rafael Tristany (sobrino de Benito Tristany ). Más adelante participaría también en la tercera guerra carlista como capitán general de Cataluña.
Marcelino Gonfaus , alias «Marsal».
Editorial del diario carlista La Esperanza tras constatarse la derrota de los montemolinistas en 1849.