[5] Regresó a España en 1840, asumiendo pocos años después la dirección de La Esperanza, que llevaría el subtítulo de Diario Monárquico y fue fundado para defender la religión católica y la monarquía tradicional una vez acabada la guerra carlista.
En este periódico, tenido por el órgano oficioso del carlismo, escribió numerosos artículos durante veinte años.
El periódico llegaría a ser muy leído y tuvo una influencia significativa en su época.
[3] Su hijo Vicente de la Hoz Liniers fue quien a su muerte dirigiría el diario.
Antes de morir recibió todos los sacramentos y la bendición del papa Pío IX, quien le remitió al mismo tiempo una medalla de oro con la que quiso premiarlo por sus servicios como periodista católico.