En las márgenes del valle se entra, hacia el oeste, en sierras de pizarras y cuarcitas ordovícicas de Valdellosa y Santa Cruz, sierras sin resaltes verdaderamente importantes, ya que en ellas predominan las formas suavizadas, si bien llegan a alcanzar los 1229 m (pico Valdellosa).
Al noreste, la sierra de Pelarda hace de divisoria de aguas entre los ríos Pancrudo y Huerva y es donde se alcanzan las mayores altitudes: Pelarda (1512 m), Marujal (1486 m) y Retuerta (1452 m) La ruptura topográfica que aparece al este de Calamocha se corresponde con una falla marginal en los materiales terciarios detríticos y calcáreos, modelados en plataformas o muelas, o en formas acarcavadas cuando predominan los sedimentos arcillosos, tal como ocurre en la divisoria con el curso bajo del río Pancrudo.
La parte central del término, con un relieve llano, ha favorecido un intenso aprovechamiento agrícola, con la puesta en cultivo de grandes extensiones que han relegado los restos de vegetación natural a las sierras que bordean el término, situadas al este y oeste del núcleo de población.
En otras ocasiones las encinas han dejado paso a repoblaciones de pinos.
El casco urbano se alza a 884 m sobre el nivel del mar.
Dicha amplitud térmica es la que produce que durante los meses invernales de diciembre, enero y febrero se den heladas habituales durante la noche (entre veinticinco y treinta días al mes) mientras que durante el día la temperatura llegue a alcanzar valores suaves de incluso por encima de los 10 °C positivos.
Asimismo, tienen lugar nevadas de forma esporádica pero no abundante en invierno.
De ese período se conserva un puente romano, levantado sobre el curso del río Jiloca.
El Cid Campeador situó en ella sus cuarteles, concretamente sobre el alto de El Poyo.
Alfonso I "El Batallador" cristianizó estas tierras a partir de 1123, repoblándolas con sus leales navarros y gascones.
En 1222 tuvo lugar en Calamocha un dramático encuentro entre Jaime I "El Conquistador" y Pedro de Ahones, reacio este último a la expansión hacia el Mediterráneo pretendida por el joven monarca.
Hacia mediados del siglo XIX, la villa tenía contabilizada una población de 1400 habitantes.
Los concejales son elegidos democráticamente cada cuatro años mediante unas elecciones municipales.
Calamocha forma parte del Camino del Cid, ruta turística que sigue los pasos que recorrió en la Edad Media don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.
Un hito importante de esta ruta se encuentra en la pedanía de El Poyo del Cid, donde el Cid se asentó durante un tiempo, y que debe su nombre al mismo.
El palacio de los Valero de Bernabé, en la calle Real (oficialmente calle Justino Bernad), fue construido a finales del siglo XVI y reformado en el XVIII, momento en el que se añadió un cuerpo en la margen derecha, perfectamente diferenciable del resto al carecer de arquillos en el ático.
Existe un inventario de patrimonio inmueble más amplio elaborado por el Centro de Estudios del Jiloca en el año 2006, que se puede consultar directamente en línea[11] o solicitando un DVD a la Comarca del Jiloca.
En lo que respecta a la música popular lo más destacable es la banda de música de Calamocha, que fue requerida en el primer tercio del siglo XX en diversas poblaciones, que buscaban dar mayor relieve al aspecto musical en sus fiestas y hoy en día sigue estando presente en celebraciones, procesiones u otros actos de carácter oficial o extraoficial.
Los panes rituales nunca faltan en las festividades calamochinas: en forma de roscos o rollos se cuelgan a la imagen del santo durante la procesión, adquiriendo así propiedades especiales sobre todo de protección.
A finales del siglo XX se produjo un fenómeno fundamental para la consolidación de la opinión pública con la aparición de una prensa consolidada en Calamocha que extiende su influencia por toda la comarca.