Según Antonio Caridad Salvador, ello le valió ser acosado e insultado por los liberales exaltados, siendo posteriormente encausado por las autoridades.[1] Era ya comandante de Infantería en el Ejército isabelino cuando en el año 1835 solicitó y obtuvo su licencia absoluta para presentarse a principios del siguiente mes de junio al general carlista Cabrera.Se distinguió particularmente en las acciones de Chert, Prat de Compte, Azuara, Zurita, La Yesa, Muniesa, Alcanar, Terrer, Cantavieja, Puente de Alcance, Torrecilla, Cherta, Siete Aguas, Pla del Pau, Maella, Carboneras, Morella y, sobre todo, en Chulilla, la última victoria de los carlistas del Centro, que fue dirigida por el jefe Arévalo, cogiendo unos setecientos prisioneros al general Ortiz.[5] En Francia permaneció emigrado hasta que en 1847 fue a Gibraltar, desde donde se trasladó a su región natal, La Alpujarra, con el cargo de Jefe de Estado-Mayor del teniente general carlista Gómez Damas encargado por Carlos VI de promover un levantamiento en la Región de Granada durante la campaña montemolinista; pero aquel proyecto fracasó y entonces aquellos dos generales carlistas hubieron de trasladarse a Inglaterra para volver más tarde a Francia, pues ambos preferían morir en la expatriación antes que reconocer a la reina cuyo trono habían combatido con las armas en la mano.[13] Según el diario carlista La Esperanza, la gente se agolpaba para contemplar con cierto sentimiento dicho cuadro, que «representaba a un anciano moribundo en un pobre lecho de un modestísimo cuarto, y sobre el cual e inclinaban tristemente, silenciosos y visiblemente conmovidos, un apuesto joven y una elegantísima señora de la misma edad, cuyo noble porte daba claras muestras de la alteza de su cuna».Su hijo José Arévalo Brugada, capitán de artillería, participó también en la primera guerra carlista.Se unió a los carlistas en 1837 y en septiembre del año siguiente dirigió las dos piezas de artillería con las que Llagostera atacó Bellmunt.Fue capturado por los liberales cuando intentaba escapar del Collado de Alpuente y fusilado poco después en Titaguas.
José María Santa Pau y Arévalo, nieto de José María Arévalo.