Constelación

Los pueblos, generalmente de civilizaciones antiguas, decidieron vincularlas mediante trazos imaginarios, creando así siluetas virtuales sobre la esfera celeste.

Además, dichos grupos son completamente arbitrarios, ya que distintas culturas han ideado constelaciones diferentes, incluso vinculando las mismas estrellas.

Algunas fueron ideadas hace muchos siglos por los pueblos que habitaban las regiones del Medio Oriente y el Mediterráneo.

Otras, las que están más al sur, recibieron su nombre de los europeos en tiempos más recientes al explorar estos lugares hasta entonces desconocidos por ellos, aunque los pueblos que habitaban las regiones australes ya habían nombrado sus propias constelaciones de acuerdo a sus creencias.

Servían de orientación a navegantes y mercaderes cuando realizaban travesías durante la noche, ya fuese por mar o por el desierto.

Así, imaginando figuras con las cuales relacionar los grupos de estrellas les sería más fácil y seguro recordar las rutas a seguir.

Estas son muy diferentes de las modernas constelaciones reconocidas por la UAI (que se basan en la astronomía griega); esto se debe principalmente a que el desarrollo de la astronomía china fue independiente, aunque paralelo a la griega.

Los astrónomos chinos dividieron el cielo en 31 regiones, llamados 3 recintos (三垣 sān yuán) y 28 mansiones (二十八宿 èrshíbā xiù).

Los tres recintos ocupan la zona cercana al polo norte, por lo que en las latitudes altas se pueden ver durante todo el año, mientras las veintiocho mansiones ocupan la zona del zodiaco, por lo que pueden ser estimados como el equivalente a las doce constelaciones zodiacales occidentales.

Sin embargo, a finales de la dinastía Ming, Xu Guangqi introdujo otros 23 asterismos basado en las cartas estelares occidentales.

Es precisamente en Cuzco donde muchos investigadores han encontrado documentos de colonizadores españoles que describen el Templo del Sol, del cual irradiaban cuarenta y un ejes llamados ceques, cuya disposición implicaba lineamientos geománticos o astronómicos, que definían el valle en 328 huacas las cuales cumplían funciones rituales y políticas.

Los Incas conocían la revolución sinódica de los planetas, e igualmente construyeron un calendario lunar para las fiestas religiosas y uno solar para la agricultura.

Los Incas daban mucha importancia a las constelaciones y estaban muy interesados en la medición del tiempo para fines agrícolas.

Otros autores creen que así mismo, estaba plasmado un “zodíaco” de signos nahuas, esto último muy poco probable.

Durante el siglo V a. C. dicha región fue dividida en doce partes iguales (una por cada mes del año) a las cuales dieron el nombre de la constelación más próxima (asterismos que muy bien podrían haber existido antes de la invención del zodíaco).

Estas constelaciones son tradicionalmente las siguientes: Aries, Taurus, Gemini, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Scorpius, Sagittarius, Capricornus, Aquarius y Pisces.

Con excepción de Argo Navis, que fuera dividida en cuatro constelaciones más tarde, todas ellas fueron adoptadas sin cambios por la Unión Astronómica Internacional.

Su propósito fue describir e incorporar estrellas que no eran visibles desde Alejandría, pero sí desde el sur de sus dominios.

Solo las tres primeras se incorporaron definitivamente a la lista de constelaciones actuales; las demás desaparecieron rápidamente.

Además, identificó un grupo de estrellas entre Andrómeda, Cefeo y Pegaso, al cual nombró como el Cetro.

En su obra Coelum australe stellíferum, publicada póstumamente en 1763, incluyó otros asterismos con el fin de cubrir espacios que todavía no respondían a constelación alguna.

Se supone que Antínoo era la figura de un joven griego a quien el emperador Adriano favorecía.

Según versa la historia, Adriano creó esta constelación en el año 132 tras la muerte del adolescente (quien supuestamente se sacrificó para salvar la vida al emperador).

Ahora los astrónomos profesionales se refieren a los objetos por su posición en la esfera celeste, usando el sistema de coordenadas.

En la antigüedad, solo unas pocas estrellas brillantes recibieron nombres propios (inclusive, algunas eran consideradas constelaciones en sí mismas).

En esa misma constelación también se encuentra Alnath (o Elnath), del árabe an-Nath (النطح), que significa ‘[la punta de] el cuerno’.

En ambos sistemas, a las letras o números sigue el genitivo latino del nombre de la constelación.

Igualmente, dentro de los límites de las constelaciones existen otros objetos que no son estrellas (nebulosas planetarias, galaxias, etc.) y que han sido clasificados y denominados siguiendo varios catálogos adicionales (Messier, NGC, IC).

La constelación de cáncer
Representación de la constelación de Orión en el libro Uranometria de Johann Bayer .
Constelación de Orión
Placa tallada en el templo de Hator de Dendera (Egipto), alrededor del 50 AC, que representa las constelaciones zodiacales .
Los antiguos agruparon las estrellas en asterismos de manera que formen una figura más o menos parecida a lo que representan, y que siempre esté "en pie". Como en el hemisferio sur, las estrellas boreales se ven al norte y de forma invertida, lo mismo ocurre con las constelaciones, por lo que las figuras se ven iguales pero "al revés". En la imagen se ve a Leo (el león) desde el hemisferio norte (arriba) y el hemisferio sur (abajo).
Para los nahuas la constelación de la Osa Mayor representaba un Jaguar (Ocelotl).
La constelación oscura del "Emú en el cielo", parte de la mitología aborigen australiana.
Símbolos Zodiacales
Las constelaciones de Ptolomeo (mapa de Durero, 1515).
Sagitario en la obra del astrónomo árabe Abd Al-Rahman Al Sufi , Libro de las Estrellas Fijas escrito alrededor del 964.
Las nuevas constelaciones del sur en Uranometria .
Constelaciones del sur, en la obra de Andreas Cellarius Harmonía Macrocosmica escrito en 1661.
La constelación de Taurus en la obra de Johannes Hevelius Firmamentum Sobiescianum publicado en 1690.
Carta moderna de las 88 constelaciones reconocidas por la Unión Astronómica Internacional.