Las jirafas adultas no tienen fuertes vínculos sociales, aunque se agrupan en manadas abiertas y sueltas sin llegar a estar moviéndose en la misma dirección general.
Julio César introdujo la primera jirafa en Europa traída de sus campañas en Asia Menor y Egipto, donde conoció a Cleopatra.
[7] Otra etimología propone que la palabra árabe se derivó posiblemente de geri, el nombre somalí del animal.
Estos, junto con la familia Antilocapridae (cuya única especie existente es el berrendo), pertenecen a la superfamilia Giraffoidea.
[16] La jirafa fue descrita por primera vez en 1758 por Carlos Linneo, quien le dio el nombre binomial Cervus camelopardalis.
Las jirafas parecen elegir parejas con el mismo tipo de pelaje, el cual se define cuando son terneros.
[18] Para protegerse contra las tormentas de arena y las hormigas, puede cerrar sus orificios nasales musculares .
El pelaje contiene por lo menos 11 productos químicos aromáticos, aunque indol y 3-metilindol son responsables de la mayor parte del olor.
[17] La cola mide un metro y termina en un largo mechón de pelo oscuro que sirve como defensa contra los insectos.
[30] Como están vascularizados, los osiconos pueden tener algún papel en la termorregulación,[35] y también se utilizan en los duelos entre los machos.
El radio y cúbito de las patas delanteras están articulados por el carpo que funciona como una rodilla, aunque es estructuralmente equivalente a la muñeca humana.
[13]: 329 Para acostarse, se arrodilla sobre sus patas delanteras y luego baja el resto de su cuerpo.
[33]: 71 La articulación atlas–axis (C1 y C2) en particular permite que la jirafa pueda inclinar la cabeza verticalmente para alcanzar las ramas más altas con la lengua.
[37] La «hipótesis de la competición entre ramoneadores» fue originalmente sugerida por Charles Darwin, y solo recientemente fue cuestionada.
Esta hipótesis sugiere que la presión competitiva entre los ramoneadores más pequeños, como kudu, steenbok e impala, alentó a la elongación del cuello en la jirafa, ya que permitió acceso a alimentos fuera del alcance de especies competidoras.
[13]: 325 La altura les brinda una importante ventaja en su alimentación, ya que no compiten con otro tipo de fauna para acceder a la vegetación.
Las jirafas también producen sonidos como roncas, siseos, gemidos y silbidos;[30] a largas distancias se comunican entre ellas utilizando infrasonido.
[17] Luego la madre limpia el recién nacido y le ayuda a ponerse de pie.
Sin embargo, durante las primeras 1 a 3 semanas, pasa la mayor parte del tiempo escondiéndose;[67] el patrón de su pelaje proporciona un camuflaje adecuado.
[67] Los machos adultos no desempeñan un papel notable en la crianza de los jóvenes,[13]: 337 aunque parecen tener interacciones amistosas.
[30] En duelos de alta intensidad, los machos extenderán sus patas delanteras y pivotarán el cuello para golpear el otro con gran fuerza con sus osiconos.
[69] Las jirafas tienen una esperanza de vida de hasta 25 años en estado salvaje,[21] excepcionalmente longeva en comparación con otros rumiantes,[70] Debido a su tamaño, su buena vista y sus poderosas patadas, las jirafas adultas por lo general no están sujetas a la depredación.
[30] Sin embargo, pueden ser depredadas por leones, e incluso son presas habituales para ellos en el Parque nacional Kruger.
Ante ataques de cocodrilos no hay mucho que puedan hacer, pues al recibir una mordedura en el cuello, el cuerpo pierde equilibrio hacia adelante.
Las jirafas albergan numerosas especies de parásitos internos y son susceptibles a diversas enfermedades.
[73] Las jirafas fueron representadas en el arte tradicional en todo el continente africano, incluyendo el de los kifianos, egipcios, meroíticos y nubios.
[34]: 49 También mantuvieron jirafas como mascotas y las enviaron a varios sitios en la región del Mediterráneo.
Luego fue llevada a China por el explorador Zheng He y colocada en un zoológico de la Dinastía Ming.
[34]: 123 Varios libros para niños incluyen la jirafa, tales como The Giraffe Who Was Afraid of Heights por David A. Ufer, Giraffes Can't Dance de Giles Andreae, y La jirafa, el pelícano y el mono de Roald Dahl.
[21] La jirafa fue clasificada como una especie bajo preocupación menor por la UICN, ya que sigue siendo numerosa.