En comparación con otros felinos salvajes, el leopardo tiene unas patas relativamente cortas y un cuerpo alargado con un cráneo grande.
El leopardo se distingue por su pelaje bien camuflado, su comportamiento de caza oportunista, su amplia dieta, su fuerza y su capacidad para adaptarse a una gran variedad de hábitats que van desde la selva tropical a la estepa, pasando por zonas áridas y montañosas.
[9] Sus patas son potentes, con cuatro dedos en las posteriores y cinco en las anteriores, siendo todas sus garras retráctiles.
Las manchas se difuminan hacia el vientre blanco y las partes interiores e inferiores de las patas.
El pelaje tiende a ser grisáceo en climas más fríos, y dorado oscuro en hábitats de selva tropical.
[14][15] Se cree que este patrón es una adaptación a la vegetación densa con sombras irregulares, donde sirve de camuflaje.
[9] En la cultura popular no es raro que se le equipare al guepardo, con el cual comparte un rasgo: pelaje amarillento con motas oscuras.
Sin embargo, tanto la morfología como la biología de ambas especies difieren enormemente, y taxonómicamente pertenecen a géneros distintos.
Menos fácil resulta diferenciarlo del jaguar, pero la distribución geográfica de esta especie hace que no haya confusión entre ambas.
Los leopardos cazan preferentemente por la noche y acostumbran a pasar el día durmiendo entre la vegetación, en cuevas de otros animales o a menudo, sobre la rama de un árbol al que trepan con agilidad.
[19] Los ejemplares adultos de la mayoría de estos grandes predadores pueden abatir a los leopardos (leones) e incluso finalmente convertirse en sus predadores (crocodilios, pitones, hienas manchadas y úrsidos —excepto el oso panda gigante, que no preda sobre presas importantes—).
[20] Igualmente, de su amplia gama de presas, suele evitar a las que son potencialmente peligrosas por vivir en grupos (chimpancés, lobos, doles, licaones, babuinos, etc.) y/o ser especies que puedan ofrecer gran resistencia (guepardos) o abatirlo (gorilas).
Los leopardos coexisten junto a estos otros grandes depredadores cazando diferentes tipos de presas y evitando las áreas frecuentadas por ellos.
Los leopardos también pueden retirarse a un árbol frente a la agresión directa de otros grandes carnívoros, pero se ha visto que los leopardos matan o atacan a competidores como el chacal de lomo negro, el caracal, el gato salvaje africano, licaones, hienas y los cachorros de leones, guepardos, hienas y perros salvajes.
Las encuestas realizadas a comienzos del siglo XXI revelaron que el rango de ambas especies se superpone en esta región, especialmente en áreas protegidas donde las densidades de ungulados son altas y la perturbación humana es baja.