Las primeras traducciones de esta obra al árabe fueron realizadas alrededor del siglo IX, patrocinadas por el califa Al-Mamún.
[12] En esta época la obra estaba prácticamente olvidada en Europa excepto por vagas referencias en diversas obras astrológicas.
[13] La traducciones que más se distribuyeron por Europa fueron las realizadas al latín desde versiones en árabe en Toledo por Gerardo de Cremona en 1175.
En el siglo XV llegó a Europa occidental una versión griega procedente de Bizancio.
Después se escribió también otra versión en latín bajo el mecenazgo del emperador Federico II Hohenstaufen.