Asistido por el primer ministro Camillo Benso, conde de Cavour, llevó a cabo la Unificación italiana.
Nació en Turín en el palacio Carignano y pasó los primeros años de su vida en Florencia.
La segunda razón viene dada por una carta que María Teresa le envió a su padre, el Gran Duque, en la que, hablando del pequeño Víctor Manuel y su vivacidad, dijo: "Realmente no sé de dónde vino este niño.
Le disgustaban la gramática, las matemáticas, la historia y cualquier otra asignatura que requiriera estudio o incluso una simple lectura.
Parece que el único cariño lo recibió de su madre, pues su padre no mostraba interés por nadie y sólo le daba la mano dos veces al día para que se la besara y decirle: C'est bon.
En 1864, Rosina siguió al rey a Florencia y se estableció en la villa La Petraia.
En 1869 el rey cayó enfermo y, temiendo morir, se casó religiosamente con su amante mediante un matrimonio morganático, es decir, desigual, por lo que no podía ser reina, concediéndole los títulos de condesa de Mirafiori y Fontanafredda.
Carlos Alberto, en presencia de Wojciech Chrzanowski, Carlo Emanuele La Marmora, Alessandro La Marmora, Raffaele Cadorna, Víctor Manuel y su hijo Fernando de Saboya-Génova, firmó su abdicación y, con un pasaporte falso, regresó a Niza, desde donde partió para el exilio en Portugal.
Esa misma noche, justo antes de la medianoche, Víctor Manuel II fue a una casa de campo en Vignale, donde el general Radetzky lo estaba esperando, para volver a negociar con los austriacos, es decir, para su primera acción como rey.
Después de obtener una reducción de las condiciones del armisticio (Radetzky no quería empujar al joven gobernante en los brazos de los demócratas), Víctor Manuel II aseguró que quería actuar con la máxima determinación contra el partido democrático al que su padre había permitido tanta libertad y lo había llevado a la guerra contra Austria.
Víctor Manuel fue sometido a una enorme presión por las jerarquías eclesiásticas para no promulgar esas leyes; también llegaron a movilizar al arzobispo Charvaz, quien, habiendo sido el tutor del rey, mantenía cierta influencia sobre su exalumno.
Demostró que, aunque era alérgico a los principios democráticos, era un observador escrupuloso de la Constitución.
Probablemente recordaba cómo un todavía joven Cavour había sido denunciado por sus comentarios republicanos y revolucionarios durante el servicio militar.
Fue Alfonso La Marmora quien capitaneó la expedición que, desde Génova, navegó hacia el este: los piamonteses enviaron un contingente de 15 000 hombres.
El eco de la victoria rehabilitó al ejército sardo y le dio a Víctor Manuel II la oportunidad de viajar a Londres y París para crear conciencia sobre la cuestión del Piamonte.
Aumentaron los artículos propagandísticos anti-Saboya y anti-Habsburgo en Viena y Turín respectivamente, mientras que, a su vez, Buol y Cavour exigían una disculpa oficial: finalmente, el 16 de marzo, Buol ordenó a sus diplomáticos que abandonaran la capital sarda, a lo que Cavour respondió el 23 de marzo de la misma manera.
Gracias también a la intercesión de Virginia Oldoini, condesa de Castiglione, y del diplomático Costantino Nigra, ambos adecuadamente instruidos por Cavour, las relaciones entre Napoleón y Víctor Manuel se hicieron cada vez más estrechas.
Los Cazadores de los Alpes, liderados por Giuseppe Garibaldi, rápidamente ocuparon Como, Bérgamo, Varese y Brescia.
Los movimientos insurreccionales estallaron por casi toda Italia: Massa, Carrara, Módena, Reggio Emilia, Parma, Plasencia.
Ello significó un gran revés para los piamonteses, en gran parte porque había sido preparado sin su conocimiento, y llevó a la renuncia de Cavour de la oficina del primer ministro,por lo que el rey tuvo que encontrar otros asesores.
Sin embargo, unos meses más tarde se estaba creando una coyuntura favorable para la unificación de toda la península.
Aunque se sabe que existieron signos de amistad entre Víctor Manuel II y Garibaldi, que parecían estimarse mutuamente, Cavour consideraba la expedición siciliana una aventura temeraria y dañina para la supervivencia misma del Estado sardo.
Pero con ello los patriotas no pretendían exaltar la figura del gran músico, que había introducido significados patrióticos en sus obras, sino que promovían el proyecto unitario nacional en la persona de Víctor Manuel II (Viva VERDI = Viva Vittorio Emanuele Re D'Italia).
Para demostrar que Víctor Manuel II había renunciado a Roma y, por lo tanto, para aliviar la tensa situación con el emperador francés, se decidió trasladar la capital a Florencia, una ciudad situada en el centro geográfico de la península italiana.
Mientras tanto se había firmado una alianza con Prusia, aprovechando la rivalidad entre esta y Austria dentro de la Confederación Germánica para conseguir el dominio del Véneto.
Roma siguió siendo el último territorio (con la excepción de Venecia Julia y Trentino-Alto Adigio) aún no incorporado al nuevo reino: Napoleón III mantuvo su compromiso de defender a los Estados Pontificios y sus tropas estaban estacionadas en los territorios papales.
La capitalidad volvió a trasladarse, para establecerse en Roma de forma definitiva, y con ella la Corte, por lo cual el palacio del Quirinal se convirtió en la residencia real.
Vittorio Emanuele dijo: Cuando los entusiasmados ministros Lanza y Sella le presentaron el resultado del plebiscito de Roma y Lacio, el rey le dijo a este último: "Calla; me pegaría un tiro, no me queda nada más que tomar.
[8] Con Roma, la etapa del Risorgimento quedó cerrada, aunque aún faltaban las llamadas "tierras irredentas" para la finalización de la unidad nacional.
Para erigirla, se derribó una parte de la ciudad medieval, junto a la torre del papa Paulo III.