Cinco jornadas de Milán

En Milán, crecientes presagios de rebelión turbaron el sueño del mariscal Radetzky, el gobernador austriaco, quien solicitará refuerzos a Viena.

Un mensaje angustioso fue dirigido al rey Carlos Alberto de Cerdeña, apremiándolo a cruzar el río Ticino; caso contrario, los milaneses proclamarían la República.

Se combatió ferozmente día y noche, siendo masacrados los insurrectos que cayeron prisioneros de los austriacos por voluntad del mismo Radetzky, quien amenazaba con bombardear la ciudad.

Como a los austriacos pronto no les quedó más que el castillo y los muros, decidieron emprender la retirada; el mismo mariscal Radetzky abandonó la ciudad esa noche.

Fue así como unos 13 000 austriacos con 30 cañones cayeron frente al coraje de la ciudadanía, entre la que sólo unos 600 milicianos estaban armados con fusiles.

Episodio de las cinco jornadas de Milán, pintado por Baldassare Verazzi (1819-1886). Museo del Risorgimento, Milán.