Bloqueo anglo-francés del Río de la Plata

Igualmente, facilitó la victoria y la toma del poder por parte de Fructuoso Rivera en el Uruguay, derrocando al presidente legítimo Manuel Oribe.

Su gobierno participó en las rebeliones ocurridas en el litoral fluvial argentino e incluso en la propia provincia de Buenos Aires contra Rosas.

Por otra parte, el comandante del ejército federal era el mismo general Oribe que había sido derrocado por Rivera, y a quien Rosas consideraba aún presidente legal del Uruguay, olvidándose, por cierto, de que su período de gobierno había ya caducado años atrás.

Los comerciantes británicos, tanto los radicados en Buenos Aires como sus corresponsales en Gran Bretaña, consideraban la política financiera de Rosas como irresponsable, ya que el gobierno no intentaba saldar su déficit fiscal ni frenar la desvalorización del papel moneda, procesos que deprimían la actividad comercial en el Río de la Plata.

Y, tras un corto período en que tal vez no hubiera podido controlar a sus huestes, Rosas había detenido las persecuciones por completo.

Por su parte, los comerciantes establecidos en Buenos Aires estaban completamente en contra: el gobierno porteño los favorecía y protegía especialmente.

Este estaba limitado a impedir la entrada de El resto del comercio se declaraba libre.

Por otro lado, Oribe permitió durante un tiempo el comercio entre Montevideo y los demás puertos del Uruguay, con la finalidad de que la ciudad sitiada agotara su provisión de dinero "metálico"; cuando ese objetivo fue alcanzado, meses después, cerraría también sus puertos al comercio con la ciudad.

Hacía ya treinta años que Brown era ciudadano argentino y luchaba bajo la bandera de ese país.

Pero no comunicó esa misma orden al comodoro Purvis, ni tampoco lo desautorizó por las acciones bélicas que había iniciado.

Ya era embajador en Londres el doctor Ellauri, que estaba trabajando fuertemente en ese sentido, pero Varela ofrecía mucho más.

Durante las discusiones, Thiers llegó a afirmar que Montevideo era «prácticamente una colonia francesa.» A fines de mayo, Varela estaba en Río de Janeiro, donde apoyó activamente las pretensiones del Imperio contra la soberanía del país al que decía representar.

Aunque Varela no logró ninguna promesa a favor de su posición, el ministro Guizot terminó por darle la razón.

Como respuesta, ambos diplomáticos lanzaron una nueva exigencia: el retiro inmediato de todas las fuerzas argentinas del territorio oriental.

Que la presencia de las tropas argentinas a órdenes de Oribe tenían por objeto reponer en la presidencia al general Oribe, lo cual resultaba una intromisión en los asuntos internos del Uruguay y un ataque directo a su independencia, la cual estaban obligadas a defender Gran Bretaña, por el artículo 10.º del tratado de 1828, y Francia por el artículo 4.º del Tratado Mackau-Arana.

Unos días más tarde, ocupó la isla Martín García –evacuada por expresa orden de Rosas– y siguió aguas arriba del río Uruguay.

Mansilla fue herido y reemplazado por Juan Bautista Thorne, que quedaría virtualmente sordo desde esa batalla.

Finalmente, cuando este se estaba quedando sin municiones, los invasores cortaron la cadena y recomenzaron su marcha hacia el norte.

Pese a la opinión de ciertos autores, no es muy probable que este artículo haya producido efectos en la cancillería británica.

Este estaba convencido de que toda la política aplicada hasta entonces, especialmente el bloqueo, había sido un error.

Por otro lado, los diplomáticos británicos temían que Francia intentara imponer un protectorado sobre el Uruguay, o incluso convertirlo en colonia suya.

Por su parte, Waleski no aceptó levantar ningún bloqueo, con lo que aparecían nuevas fisuras en la alianza de las potencias “mediadoras”.

Las relaciones entre Reino Unido y Francia se deterioraban, pero aún hicieron un último intento de enviar una misión diplomática conjunta.

La prensa montevideana acusó por su muerte a Rosas, pero este no había tenido nada que ver.

La situación en Montevideo era crítica: los voluntarios vascos enviados desde Francia se habían trasladado a Buenos Aires, Garibaldi estaba a punto de salir hacia Italia, y las rentas de la ciudad estaban agotadas; sólo dependían del subsidio mensual francés.

Oribe contestó que estaba dispuesto a otorgar una amplia amnistía si tomaba el control de Montevideo, tanto por vías pacíficas como militares.

Pero, en privado, recomenzaron poco después, con mucho más solidez, y corriendo de por medio fuertes intereses económicos.

La revolución que llevó a la Segunda República en Francia separó nítidamente los intereses internacionales de ese país y del Reino Unido.

El Tratado Arana-Southern no resolvió la disputa por las Islas Malvinas que se originó tras la expulsión de las autoridades argentinas en 1833.

Es que el sitio había tenido El historiador José María Rosa relata que Según Jacinto Oddone, Por razones económicas y no políticas ni mucho menos ideológicas, Urquiza se pondría al frente de una nueva coalición contra Rosas.

Autorretrato del enviado británico William Gore Ouseley .
El almirante Guillermo Brown en su ancianidad.