Templo Mayor

En cada ciudad del México prehispánico solía existir un recinto delimitado con este tipo de construcciones y destacaba el templo dedicados al Dios Huitzilochtli denominado «tlacatecco».La construcción se realizó en siete etapas y tuvo cuatro ampliaciones, estas sucesivas construcciones se iban amontonando una sobre otra de forma que cada una recubría la anterior hasta alcanzar una altura aproximada de 45 metros.Por la misma razón encontramos los mismos nombres en el recinto existente en Tlatelolco o en otras ciudades: Algunos edificios poseen nombres castellanizados o son parte de los anteriormente mencionados, los cuales se encuentran en la lista siguiente:[13]​ Hemos aclarado arriba que no es el nombre propio de una determinada construcción singular sino más bien una categoría que define un determinado tipo de edificio o templo.El titular del poder ejercía su derecho a gobernar con base en dicha condición.Lo encontramos en la palabra cihua tlacamichin que significa sirena (serena para fray Alonso de Molina) y se refiere a un ser que es mitad pez y mitad ser vivo con forma humana.Los nombres de los emperadores aztecas hacían referencia por metáfora al sol, divinidad que identificaban con Huitzilopochtli.O lo que es lo mismo, el emperador recurre a la guerra para hacer cautivos.De este tema se ocupó fray Jerónimo de Mendieta: Parece ser que los españoles no podían permitirse mantener en pie un edificio que proclamaba la deidad del emperador azteca y en el cual cimentaba este su poder político y religioso superior frente a cualquier otra autoridad terrenal.Manuel siempre supo que no había descubierto el templo como tal, pero si sospechaba que se trataba de los recintos de Huitzilopochtli y Tláloc, tiempo después se confirmaría su sospecha, esto porque se encontraron cráneos (con los que se decoraba el recinto de ambos dioses), dedujo que el Templo Mayor debía estar debajo de las casas modernas de esa época y quería comprobarlo, el problema era que no podía porque las personas no estaban dispuestas a desalojar sus residencias y/o trabajos solo para ayudar a la ciencia, por lo que para enero de 1915 se vieron interrumpidas las excavaciones.Al bajar el nivel del piso uno de los trabajadores golpeó una piedra circular con relieves.En la cosmografía mesoamericana cada punto cardinal tenía un significado: así el mundo tenía forma de cuadrado dividido en cuatro partes y cuyo centro es el eje del universo, como lo podemos determinar en la primera lámina del Códice Fejérváry-Mayer.El adoratorio de Huitzilopochtli en la cima del Templo Mayor simbolizaría Coatepec.Según Ester Pasztory, esta forma arquitectural, presente en otros lugares, permitía a los aztecas asociar a su dios tribal, Huitzilopochtli, con una divinidad principal del panteón mesoamericano, el dios de la lluvia, Tláloc.El arqueólogo mexicano Matos Moctezuma ve además allí la expresión sacralizada de dos funciones económicas: Huitzilopochtli dirige la guerra que permite obtener tributo de los vencidos, mientras que Tláloc dirige las actividades agrícolas.El mito azteca del Quinto Sol explica esta práctica: el universo es inestable porque depende de la continuidad del movimiento del sol y sería destruido si este se para, por ello continuamente los hombres deben imitar a los dioses que se sacrificaron en Teotihuacán para que el sol se pusiese en movimiento.Aunque el sacrificio humano siempre existió en Mesoamérica, podemos preguntarnos por qué tomó un carácter tan crudo en los aztecas: según los cronistas, en 1487 entre 3,000 y 84,000 personas fueron sacrificadas durante los cuatro días que duró la reconsagración del Templo Mayor en el reinado de Ahuízotl, aunque estas cifras les parecen exageradas a ciertos autores por la dificultad técnica de matar tantas personas en tan poco tiempo.¿Cómo es que se imprimió en la cultura azteca este verdadero horror a la hecatombe cósmica?Es decir, Motolinía no se refirió al equinoccio astronómico (de cuya fecha alguien no especializado en la astronomía en aquella época difícilmente hubiera estado enterado), sino que tan sólo apuntó la correlación observada entre el día de la festividad mexica, que en los últimos años antes de la Conquista coincidía con el fenómeno solar en el Templo Mayor, y la fecha del calendario cristiano que correspondía al día tradicional de equinoccio.Una vez finalizado este recorrido por la zona visible, se llega al edificio del museo.Entre las salas del Museo se encuentra la de los Dioses Huitzilopochtli y Tláloc.Aquí se muestran las 8 salas que pertenecen al Museo del Templo Mayor: Huitzilopochtli o "Colibrí Zurdo" es el dios de la guerra, advocación solar y patrono de los mexicas.Los estudios del doctor Leonardo López Luján dan otra interpretación a estas figuras, llamándolos Hombre Águila, que representan al sol ascendente, o al Tlatoani que nace después de su elección como gobernante.Asimismo, la representación del dios de la muerte, Mictlantecuhtli, destaca entre las piezas exhibidas.El dios Tláloc, "el que hace brotar", era la representación del agua divinizada y de la fecundadora de la tierra, que residía en las más altas montañas donde se forman las nubes.Era una deidad benéfica que tenía también su lado negativo al enviar rayos, heladas, inundaciones y granizo, todo lo cual podía destruir las cosechas.
El Recinto del Templo Mayor (maqueta del MNA ).
El Templo Mayor fue reconstruido siete veces, poniendo una capa sobre la anterior, como una cebolla.
La zona arqueológica capa a capa.
Los restos más intactos son los de la Etapa II. Se observa al fondo una estatua del Chac Mool .
Chac Mool , restos de la Etapa II.
Posible reconstrucción según arqueólogos.
Esculturas almacenadas que estaban en posición de «vigilancia», zona arqueológica del Templo Mayor.
La primera página del Códice Mendocino conteniendo una representación alegórica de Tenochtitlan.
Relieve circular de la diosa Coyolxauhqui descuartizada, encontrado en el Templo Mayor.
A la izquierda, los dos adoratorios con sus dioses representados, y a la derecha simbólicamente de acuerdo a una visión ya occidental el Tzompantli, altar recubierto de calaveras humanas, de acuerdo al Códice Tovar (siglo XVI ).
El Tzompantli, altar recubierto de calaveras humanas en el Museo del Templo Mayor .
El museo alberga una importante colección de piezas arqueológicas, como esta vasija estilo mixteca-puebla decorada con forma de rana.
Vasija mexica encontrada en el Templo Mayor.
Vasija de Tlalóc expuesta en el museo
Modelado del Templo Mayor