Segunda Guerra Cristera

A pesar de algunos levantamientos en Michoacán y Zacatecas que fueron rápidamente sofocados, la guerra no se reinició con mayor intensidad hasta 1934.

[9]​[10]​ Aunque no hubo fracturas en el seno del episcopado, quienes incluso condenaron la guerra, estos cambios fueron vistos por los cristeros como una amenaza a la educación religiosa, lo que llevó a una nueva escalada en el conflicto armado.

El anticomunismo fue otra razón por la que surgieron guerrillas como la de Odilón Vega, cuyo objetivo era luchar contra la expansión del comunismo.

Sin embargo, sus ataques fueron repelidos por las Defensas Rurales locales al mando del mayor Meza López.

Entre el 2 y 3 de marzo, 300 cristeros al mando de Federico Vázquez, Trinidad Mora y los hermanos Macario e Irineo Valdez, atacan San Francisco del Mezquital, pero fueron rechazados por el general Enrique Díaz.

Por las mismas fechas, Florencio Estrada mejoró las relaciones con el "Frente Único Militar del Ejército Nacional Libertador" de Lauro Rocha (quien era independiente al movimiento de la LNDLR), realizando algunas expediciones a otros estados en apoyo del frente.

El 20 de abril, surge un nuevo levantamiento en Canatlán liderado por Francisco Chico García, quien tomó la cabecera municipal del mismo nombre.

Sin embargo, la guerra se extendió a los llanos de Cacaria, y la Fuerza Aérea Mexicana envió aviones tripulados por los tenientes Jesús Garfias y Efrén Gutiérrez Nava para localizar los campamentos cristeros de Francisco Chico García.

Una vez que los pilotos dieron con los campamentos rebeldes, los cristeros canatlecos fueron derrotados por las tropas del teniente coronel Alberto Bello Santa Ana en el Arroyo de Béstigos.

A mediados de año, algunos líderes cristeros, como Valente Acevedo, se amnistía ante las autoridades locales.

A finales de año, se organizan nuevos levantamientos en San Luis del Cordero, San Juan del Río, Cuencamé y Poanas, liderados por Eduardo Saénz, Apolonio López, el coronel Buenaventura Valenzuela y Zacarías González.

En febrero, Federico Vázquez fingió amnistía ante el gobierno y logró engañar a algunas fuerzas federales.

Los federales lo llevaron a Huejuquilla el Alto, Jalisco, donde su cadáver fue exhibido en la plaza del pueblo.

En 1940, Federico Vázquez se unió al movimiento almazanista y después de algunas escaramuzas finalmente aceptó una amnistía total ofrecida por el gobierno de México, encabezado en ese entonces por el presidente Manuel Ávila Camacho.

En 1945, Vázquez fue ejecutado por el gobierno mexicano debido a las sospechas de que estaba organizando un nuevo levantamiento.

Su cadáver fue llevado al jardín del pueblo para ser expuesto como escarmiento a los rebeldes.

Álvarez había sido perseguido por asesinar a un sargento en los alrededores de Atotonilco el Alto.

Posteriormente fue nombrado Jefe de operaciones militares en Michoacán, cargo que ocupó hasta su rompimiento con la liga en 1934.

Ramón Aguilar, comandante cristero en Michoacán, fue asesinado en una emboscada tendida por agraristas el 31 de marzo en Santiago Tangamandapio.

[21]​ En 1937, pequeños y poco destacados focos cristeros continuaron resistiendo en la Sierra de los Agustinos, en Michoacán.

Las autoridades gubernamentales declararon a Jalisco oficialmente pacificado en 1940, al igual que Nayarit.

[22]​ José Velasco volvería a levantarse en armas en Calvillo, su gavilla controlaría partes del municipio, aunque no tendría el apoyo popular debido al asesinato de los hermanos Serna, constructores del templo San José en 1919.

Murieron Francisco Méndez, vicepresidente de la Liga de Comunidades Agrarias y Alfredo López, quedando heridos el chofer y el Capitán Vizcaíno, ayudante del gobernador; Esparza pudo escapar combatiendo hasta encontrar ayuda.

En los momentos en que las jóvenes salían de la casa llegaron policías y militares comandados por el Teniente Óscar Sandoval.

La persecución duró unas calles más hasta que ambos cristeros cayeron muertos por los impactos de bala.

Para 1937, "El Tallarin" realizaba ocasionales ofensivas, quemando archivos municipales y otras instituciones gubernamentales.

[39]​ Los obispos mexicanos, temiendo que pudieran ser culpados por los ataques y arrestados, formaron un grupo laico llamado Las Legiones, que se infiltraría en estos grupos rebeldes independientes y eliminaría de sus filas a las personas responsables de la violencia contra civiles.

Se ha calculado que al menos 300 maestros fueron asesinados entre los años 1935 y 1939, incluyendo el asesinato de Carlos Sayago, Carlos Pastraña, y Librado Labastida en Teziutlán, Puebla; la ejecución del maestro Carlos Toledano, quien fue quemado vivo en Tlapacoyan, Veracruz;[47]​[48]​ y el linchamiento de al menos 42 maestros en el estado de Michoacán.

Las víctimas fueron María de la Luz Cirenia Camacho González, J. Inés Mendoza, Ángel Calderón, Inocencio Ramírez y Andrés Velázquez.

José María Casillas. Comandante cristero asesinado en una emboscada en 1935.
Rendición y amnistía de las fuerzas de los hermanos Villa Michel. En la foto de izquierda a derecha: Marcelino García Barragán; Matías Villa Michel; Genovevo Rivas Guillén; Isaías Villa Michel; y Juan de la Torre Villalvazo.
Lázaro Cárdenas, presidente de México durante la mayor parte de la guerra.
Aún a día de hoy las Escuelas Normales de México tienen fuertes vínculos con la educación socialista.