Pascual Ortiz Rubio

Allá se quedó en el país y con las amistades entabladas entre los altos mandos del ejército alemán.

Para su sorpresa y disgusto, durante la presidencia de Plutarco Elías Calles en 1926, llegó un telegrama que lo mandaba lejos del invierno, hasta Brasil.

Ortiz Rubio permanecería en Brasil hasta que en 1929, el presidente Emilio Portes Gil y Plutarco Elías Calles le solicitaron su regreso a tierras mexicanas para después contender por la silla presidencial.

Esta circunstancia lo hacía más manejable para su mentor, el jefe del Partido Nacional Revolucionario, organizado por el propio Plutarco Elías Calles para agrupar a todos los miembros de la familia revolucionariaria y dirigir la acción política mexicana.

[10]​ Durante las elecciones extraordinarias, Ortiz Rubio se enfrentó, por una parte, al candidato obregonista Aarón Sáenz y, sobre todo, se enfrentó a la candidatura ciudadana del exrector de la UNAM, José Vasconcelos, candidato del Partido Nacional Antirreeleccionista.

Como ya era tradición, Ortiz Rubio tomó posesión en el Estadio Nacional sobre la calzada de La Piedad.

Terminada la ceremonia el nuevo mandatario se dirigió al Palacio Nacional para instalar a su cuerpo diplomático y recibir felicitaciones.

[5]​ Aunque su régimen fue breve, tuvo gran importancia ya que reconoció a la Segunda República española, expidió leyes en favor de la ciudadanía, ratificó la libertad de cultos, delimitó los territorios peninsulares y amplió la red telefónica.

Ésta siguió protagonizada por Plutarco Elías Calles pese a sus elocuentes declaraciones de abstención política.

En 1935 regresó a México porque el presidente en turno, Lázaro Cárdenas, quien además era amigo suyo; lo nombró gerente de la compañía Petromex.

Pascual Ortiz Rubio en la portada de la revista Time del 30 de diciembre de 1929 después de haber sido electo presidente. Fue el segundo presidente mexicano en aparecer en la portada de la prestigiosa revista. [ 9 ]