[1] El hijo primogénito de Alfonso X y heredero al trono, don Fernando de la Cerda, murió en 1275 en Villa Real, cuando se dirigía a hacer frente a una invasión norteafricana en Andalucía.
El rey Alfonso se inclinó en principio por satisfacer las aspiraciones de don Sancho, que se había distinguido en la guerra contra los invasores islámicos en sustitución de su difunto hermano.
Solo Sevilla, Murcia y Badajoz permanecieron fieles al viejo monarca.
En 1285 nombró a Pedro Álvarez de las Asturias mayordomo mayor del reino.
Allí ocurrió el famoso acto heroico y la muerte inocente del hijo de Guzmán.
[3] Por otra parte, Sancho IV fue un gran amigo, además de tutor, del personaje histórico conocido como el Infante don Juan Manuel.
La estatua representa a Sancho IV con aspecto juvenil, apoyando la cabeza sobre un almohadón, descalzo, y vistiendo un hábito franciscano, con cordón.
[7] Los restos del rey se encontraban momificados, en buen estado, encontrándose el soberano desnudo de cintura para arriba, y llevando un hábito franciscano, sujeto a la cintura del monarca mediante un cordón franciscano.
[7] El soberano, que en vida debió sobrepasar los dos metros de estatura, llevaba una corona de plata sobredorada sobre sus sienes, adornada con camafeos romanos y zafiros, y sujeta mediante un cordón que pasaba bajo el mentón del monarca.
La longitud de la espada, que no se corresponde con la elevada estatura del soberano, y alguna referencia documental sobre la corona de su abuelo Fernando III invitan a pensar que habría recibido ambas piezas por herencia.