Neocatólico

Neocatólicos, o abreviadamente neos es el nombre que se dio peyorativamente a un movimiento político e ideológico de la España de mediados y finales del siglo XIX, partidario de la confesionalidad y de la unidad católica, pero superador de la identificación del clero con el carlismo, y que pretendía intervenir activamente en la vida política del régimen liberal, con mayor o menor proximidad o alejamiento del Partido Moderado o del tradicionalismo según la coyuntura política; y una cierta proximidad ideológica con pensadores franceses (los más contemporizadores con el denominado liberalismo doctrinario —Guizot, Royer-Collard— y los más ultramontanos con los legitimistas franceses y los pensadores propiamente católicos —Chateaubriand y Lamennais—) o el conservadurismo británico (haciendo abstracción de la condición religiosa anglicana de estos).

Además apoyarán entusiasmados la condena por Pío XI de los «errores» del liberalismo (Syllabus).

Por su parte los neocatólicos abandonaron las filas carlistas, a las que se habían sumado durante el Sexenio Revolucionario (formando la Comunión Católico-Monárquica que obtuvo representación parlamentaria, aunque minoritaria), en cuanto el pretendiente Carlos VII inició un acercamiento al liberalismo moderado.

Este defendía la subordinación total al magisterio de la Iglesia, tanto en el ámbito político como en el social, y solo reconocía como soberano a Cristo-Rey.

En el Manifiesto Integrista Tradicionalista hecho público en 1889 adoptaron una actitud intolerante frente a los que no estuvieran dispuestos a aceptar su «verdad»: «toda libertad nos parece poca para la verdad y para el bien; toda represión nos pequeña para el error y el mal».

Apuntes para una obra en el que su autor, Antonio Aparisi Guijarro, idealizaba la sociedad estamental.