Gumersindo Laverde

Sus estudios en Valladolid y Salamanca los hizo sirviendo empleos debidos a la protección del poeta José Heriberto García de Quevedo y Lorenzo Nicolás Quintana.

En 1874 formó parte del tribunal que concedió el Premio Extraordinario de Licenciatura a Marcelino Menéndez Pelayo, con quien entabló una perdurable y profunda amistad: a él se debe el primer impulso y estímulo que recibió Menéndez Pelayo en sus proyectos, en particular su La ciencia española (1879), que prologó.

También se escribía con otros grandes intelectuales de su tiempo, como Juan Valera.

En 1865 publicó el Gran almanaque de las dos Asturias, y defendió el proyecto del ferrocarril cantábrico en cartas y artículos publicados en El Trabajo, Revista Ovetense y La Abeja Montañesa de Santander, en lo cual fue contrariado por casi toda la prensa asturiana.

Destacó por su defensa del pasado filosófico español, frente al descrédito de la época.

Ejerció gran influencia en Menéndez Pelayo, sobre todo en sus trabajos de los primeros años.

Su producción escrita no es demasiado extensa y queda recopilada sobre todo en los Ensayos críticos sobre Filosofía, Literatura e Instrucción Pública (Lugo, 1868), permaneciendo el resto disperso en revistas de la época; en estos ensayos se muestra como filósofo neocatólico y combate sañudamente el krausismo.