Poco después, abandonó el carlismo y El Siglo Futuro, pasando a formar parte de los llamados "mestizos" o mixtos (católicos partidarios de aceptar el sistema de la Restauración), y fue director de los diarios pidalianos La Unión y La Unión Católica, desde los que mantuvo sonadas disputas con carlistas, integristas y liberales.
[2] Fue varias veces elegido diputado a Cortes.
Se carteó con Miguel de Unamuno, Ramón Menéndez Pidal, Joaquín Costa o José María Pereda, próximo este último a sus tesis sociopolíticas.
Su contribución más destacada a la literatura regeneracionista fue su libro Del desastre nacional y sus causas, publicado en 1899 y caracterizado por tratarse de «un diagnóstico —según José Luis Abellán— que se encierra en su propìo pesimismo, delatando la existencia de una sociedad degenerada, decadente y corrupta, así como las causas que han llevado a tan deprimente situación».
Mereció el respeto de Leopoldo Alas «Clarín».