En 1790 se hizo miembro del Consejo de la Ciudad, pero rompió con él en 1792, teniendo que escapar durante la época del Terror.
Desde 1798 hasta 1803 fue elegido para los Quinientos y destituido, formó parte del "Consejo Secreto Realista".
Fue nombrado por el rey Carlos X Presidente de la Cámara.
En ese mismo año lo nombraron miembro de la Academia Francesa.
Esta forma de pensar le valió varias críticas.