Durante su primera estancia en Madrid conoció a Balmes, entonces en el apogeo de su gloria.
Para terminar sus estudios de Derecho volvió a Granada, ingresando en el profesorado oficial.
Veintitrés años tenía cuando se sentó en la cátedra del profesorado oficial.
A Juan Manuel Orti de Lara y Francisco Aguilar les unía una gran amistad y ambos habían fundado y sostenido una revista religiosa científica, titulada La Ciudad de Dios (1870), un primer empeño periodístico cultural- religioso en la que también colaboró Manuel Muñoz Garnica, lectoral de Jaén, que también coincidió con Orti en La Razón Católica.
Los mismos gobiernos revolucionarios reconocieron la ilegitimidad del despojo de que había sido víctima Orti y Lara y le declararon catedrático excedente y si no le devolvieron la cátedra en el Instituto del Noviciado, era por haber ya adquirido la posesión de la cátedra un catedrático krausista.
[3] Según Juan Marín del Campo, Juan Manuel Ortí y Lara fue uno de los grandes tomistas españoles contemporáneos, junto con los tres padres dominicos fray Ceferino González, fray Joaquín Fonseca y fray Norberto del Prado.
[1] Influido por los planteamientos del papa León XIII hacia los poderes constituidos,[8] Ortí y Lara se separó del partido integrista en 1893 para defender la monarquía alfonsina desde la extrema derecha conservadora.
[11] · “Con sus escritos polémicos y sus tratados didácticos, llegó a ser el adalid del pensamiento tradicional, más rígido en su actitud que el Cardenal Ceferino, y Miguel Yus” (M.C. GARCÍA TEJERA, Presencia de las corrientes europeas de pensamiento en las retóricas y poéticas españolas del siglo XIX).